Blogoteca 20 Minutos

jueves, 25 de febrero de 2010

Noche de Fiesta. (Cap. 3)

El Jose Luís desapareció detrás de una cortina llena de mierda con la rubia delgaducha. El Tirilla estaba detrás de un macetón muy grande, sentado al lado de una chavala que tenía la cabeza entre sus piernas y la movía como si...., bueno, no sé cómo explicarlo... A ver, que yo no quise pensar mal y ustedes me van a perdonar la grosería, vale, pero que vamos, que así a bote pronto parecía como si le estuviera comiendo el rabo (con perdón de la expresión). Y con devoción y respeto ademas, cuidao. Una cosa muy fina, oye. La cuestión es que al Tirilla se le veía tras el macetón, el gintónic en una mano y el Marlboro en la otra, una cara de felicidad que para qué, sabes. Luego, el Albertico, con otra jamona con las piernas llenas de varices y las tetas cada una mirando para un punto cardinal distinto, se subió escaleras arriba. Otro que triunfa. Y por último el Davilín, bailando con mucho estilo, cubata en mano sin derramar una sola gota (como tiene que ser, ojo), con dos hembras que cada vez que se agachaban un poco se les veía el Big Mac, tú me entiendes.

Yo a esas alturas no estaba seguro del todo, pero como discoteca desde luego se me antojaba que era un poco rarita, vale. Qué lástima no haber conocido un sitio así de cuando era más jóven y tenía melena. Con unas chicas tan simpáticas.

- Oooooye, papi, ¿tú quiére que nosoootro nos subáaaamo a un sitio más romantico mi amooool.
- Mujer, yo no quisiera molestar.
- Noooo, mi amooool, para nada tú sábe. Si tú quiére yo esta noooche soy toooda tuuuya. Mira, papi, ¿no te gusta mi cueeelpo?.

Acto seguido se sacó un tetón para fuera del sujetador. Su gigantesco pecho, libre sin ataduras encosertadas, me miraba con un pezón como un pitorro para hinchar colchonetas de playa, rodeado de una circunferencia del tamaño de una torta de aceite bañada en Cola-Cao. Me coge la mano con un ágil y veloz movimiento ("esto es Aikido, sin duda alguna", pensé al instante) y se la pone, primero en la torta de aceite chocolateada tamaño familiar, y luego en todo el mojino. Toda para dentro, hasta el reloj. Fue en ese preciso momento cuando supe que yo tenía razón: esta muchacha no llevaba bragas. Pero que bueno, que no pasa nada, joder. Todo el mundo tiene derecho a ir por el mundo como le salga de los cojones. Hombres y mujeres.

Temí al principio por la integridad de mi mano. Y luego, por el reloj, el cual también había perdido de vista y me había costado un pastón en Canarias. En mi vida había visto cosa igual y en ese momento no había nadie cerca de confianza que me asegurara que no estaba ante un coño caníbal. Me inquieté un poco, pues no conozco todas las costumbres de todos los paises extranjeros, joder. Eso sí, el cipote se me puso como la lanza del Rey Arturo, a saber: larga, dura y acabada en punta. Y sin ayudas artificiales, ojo. Se me notaba mucho y no pude evitar ponerme como un tomate. Ella al momento se percató del asunto y, con una expresión maternal ("qué vergüenza, Chumoski!!!") coge, y con otro rápido movimiento de Aikido (pudiera ser Jeet Kune Do, incluso) me echa mano al paquete (paquetón en mi caso aunque esté mal que lo diga), y me dice así muy suave, con ese acento con el que ella hablaba:

- Aaaaay paaaapi, pero qué maravilla tiéne tú entre las pierna. Tú no te vá a il sin dejarme probal esto, ¿verdá mi amoool?.
- Oye, Pamela...
- Dime, paaapi.
- Tú no serás caníbal, ¿no?.
- ¿Cómo diiiice paaaapi? Ay, yo no te entieeeendo, guaapo.
- Nada, es igual, cosas mías, reina. Camarero!!! La cuenta, hazme el favor. El agua de la señorita y mi cubata.

Y viene el tío dejando un rastro de Súper sin Plomo detrás de la barra y me dice: "son 50 euros, caballero".

- ¿Cincuenta qué?. Cincuenta estofados de ternera con papas es lo que te tienes tú que comer todos los días para ver si te sale aunque sea una poca de pelusilla en el pecho. Haz el favor y déjate de cachondeo, hombre. Cuánto es la cuenta, va. Tenemos un cubata y una Vichy.

- Son 50 euros, caballero.
- Pero vamos a ver qué me estás contando, muchacho!!

Justo cuando ya estaba yo empezando a sacar los dientes para fuera y poner los ojos del revés como los tiburones blancos, se me acercaron tres primos de King Kong.
Gorilones = 100 kilos x 3. Chumoski = 67 kilos x 1.
Conclusión:

- No se preocupen ustedes, que ha sido un malentendido, señores, así que venga, que corra el aire no sea que al final tengamos un problema.

La actitud es fundamental en estas situaciones. Hay que mantenerse firme. Con dos cojones.

- No tengo cambio, pingüino. - le dije al camarero tendiéndole un billete de 100.
- No se preocupe, caballero.

Los primos de King Kong se esfumaron a sus quehaceres rutinarios. Bien a cascar nueces con el ojete, bien a hacer sudokus nivel experto o a resolver integrales; tanto da, sinceramente. La cuestión es que yo ya estaba más tranquilito. Pamela, todavía a mi lado, se estaba repasando los morros con un pintalabios con un espejito de mano. Necesitó varias pasadas para colorearlo todo.
Se acercó el Davilín para comprobar que todo estaba en orden mientras me guardaba el cambio en el monedero.

- Todo en orden, Davilín. Gracias, nen.
- Mira, Chumoski - me dijo de nuevo con su manejo habitual -, atiéndeme un momentito, por favor. Esta señorita tan limpia y educada... - y dirigiéndose a ella, añadió-, por cierto, buenas noches, señorita, disculpe usted que no me haya presentado. Me llamo David, encantado de conocerla. A sus pies.

- Hooooola mi amooool. Qué guaaapo ére tú tambiéeeen.

No veas el Davilín el palique que tiene el tío, sabes. El palique y que no le quitaba ojo tampoco a los desaforados tetones de la Supermulatona Atómica.

- Como te decía, Chumoski, quería aclararte, con tu permiso y aún a riesgo de parecer atrevido, y añado que por eso te ruego consideres a bien estas humildes palabras, que esta bella cortesana que a tu lado embellece sus rasgos faciales, ya de por sí talentosos y equiparables a los de una venus de ébano (en este punto Pamela lo miraba embelesada), no se dedica, precisamente, al noble oficio de la costura o del pastoreo romántico de párvulos borreguitos en el prado. ¿Comprendes lo que te digo, Chumo?.
- Hombre, pues...., a decir verdad.... - le contesté-. ¿Tú crees entonces que puede ser caníbal?.
- No exactamente en los términos y significado literales a los que, estoy seguro, te estás refiriendo. Pero te aseguro que sí lo es, en cierto modo, si aludimos a la metáfora y mesuramos la cantidad y calidad de ciertas prácticas orales de las que, estoy convencido, la señorita es toda una artista en su planteamiento inicial y, posterior ejecución.
- Davilín... - le dije. Pamela nos miraba a uno y otro sin pestañear. Sus labios ahora refulgían de rojo centelleante.
- Dime.
- No acabo de pillarte, nen. Es por culpa del Tirilla.
- No te preocupes, Chumoski. Es muy sencillo. Mira, esta belleza de ébano, de generosas, prietas y abundantes carnes, capaz de hacer palidecer a las engreidas diosas del olimpo, te ofrecerá sin pudor alguno la voluptuosidad de su anatomía, rica en grasas saturadas, hasta los rincones más profundos de la misma, para tu uso y disfrute personal, a cambio de un dispendio estipulado previamente por las tarifas sobre las que ella misma basa su actividad profesional.
- Aaaaaay mi amooool, tú ére un poeta guapíiiiisimo.
- Entonces - le dije al Davilín-, eso quiere decir que... - esforzándome por hacer cara de que sí, de que sabía de lo que hablaba.
- .... que esta señorita es una hetaira, Paquito. Que ejerce la denominada como profesión más antigua del mundo, en definitiva. Una señorita sueltecilla de cascos, Chumi, para que me entiendas.
- Hombre.., yo la he visto así como muy cariñosa, vale. Eso te lo reconozco. Mira si no cómo se me ha puesto el ciruelo, nen. Hasta me duele y todo, eh. Pero que también digo yo que todos tenemos necesidad de amor, macho. Y si la chiquilla pues es así de cariñosa...., ¿qué mal le hace al mundo con lo bonito que es que las personas humanas se quieran?
- Mira, te lo digo de un modo más explícito, y espero que no te ofendas. Con su permiso, Srta. Pamela - añadió sin perder de vista el megapezón -. Paquito, esta dama es una fulana. Una concubina. Una mujer de vida alegra, que se dice. Un putón. Aunque esta en concreto, más que putón hace pinta de reputón, para que me entiendas. Así que tú coges, le echas un polvo, le pasas luego la VISA por el coño (tremendo coño por lo que veo, además; ¿dónde está tu mano, Paco?), y aquí paz y después gloria, vaya usted con Dios y hasta la próxima.

- ¿Es verdad eso, Pamela?

Ella me miraba con sus grandes ojos de gato de Shrek y una sonrisa en la boca con esos labios capaces de exprimir seis o siete kilos de plátanos y hacer zumo para una comunidad de vecinos.

- Aaaaaaaay, mi amooool, mira, vámo p'arriba y yo te explico. ¿Tú quiére, paaapi?. Aaay, no te me enfaaaade, mi vida, que tú me gustas muuucho. Ére muy guaaaapo.

El Davilín se volvió a la pista para seguir bailando con las socias del Club Big Mac Sin Pelos, las cuales le hacían gestos desde el fondo del local para que se diera prisa. Por el camino se iba partiendo la caja él solito. El muy cabrón. Yo me miré de nuevo a la Pamela de arriba a abajo, tranquilamente, todavía con la mano (y el reloj) dentro de su coño, y encendiéndome un Lucky con la otra.

- Pamela, Pamela..., menuda bichilla estás hecha. Me tienes el corazón arrebatao. Haz el favor y tira para arriba, anda, que vamos a hablar muy seriamente tú y yo.

Y por las mismas escaleras que subió el Albertico y la de las varices nos fuimos. Yo con el cipote con las venas como un pantalón de pana gorda, y la Supermulatona Atómica, delante de mí, con sus cerca de 120 kilos (a ojo), repartidos principalmente entre los milagros que tenía por pechos y su incomensurable y desafiante pandero.


TO BE CONTINUED.

Noche de Fiesta. (Cap.2)

- Eeeeemmm...., oye, Tirilla, qué te iba a decir yo... ¿tú estás seguro de que este sitio es de lujo?. Es una discoteca un poco cutre, ¿no?.
- Bueno, así visto desde fuera no lo parece mucho, vale, pero es porque que estamos hablando de un lujo así tirando más a casero, sabes. Pero eh, que oye, que ahora cuando entremos tú verás qué chavalas. Sálvame de Luxe, Chumoski, te lo digo yo. Im-presionate, ya verás. Mira, ahí están los compis.

Delante de una puerta de color morado, sita entre una carnicería y un videoclub con el cartel de "Cerrado porque no hay más cojones", estaban el Davilín, el Jose Luís y el Albertico. Un Pitbull con gafas de sol (a las 02:00h. de la madrugada), americana negra H&M y la colección Primavera-Verano de bisutería tunnera colocada estratégicamente en sus dedos, cuello y orejas (ah, y en una ceja también) estaba apostado en el dintel de la puerta. Controlando el percal. Me alegré personalmente porque eso quiere decir que estamos hablando de un local decente donde se vigila la integridad física del personal. Muy bien por el Tirilla, oye.

- Hombre, hombre, hombre...., pero cómo estamos Sr. Chumoski!!!. Como siempre por lo que veo, alicatado de arriba a abajo, como un marqués, eh. Venga un abrazo, joder!!! Pero qué artista estás hecho!!! ¿Cómo va el gimnasio? Te veo más cachas, eh!!!
- Que te den por saco, cabrón.

El Jose Luís es muy buen chaval, y muy cariñoso también, pero a veces se me dispersa un poco. Qué duda cabe que si la sombra del ciprés es alargada, la Ruta del Bakalao lo es más aún en este caso. Pobre. Menudo pollo montó este año en la Cabalgata de Reyes del barrio, sabes. Madre de mi vida. A pesar de sus posteriores y reiteradas disculpas todavía hay una vieja que cuando lo ve venir se cambia de acera.

- Pues no sé, Chumi, en serio. Yo lo último que recuerdo es que me llevaban en volandas. Se conoce que comí unos plátanos en mal estado, sabes.
- Ya. En mal estado. Claro. Joder, Jose Luís, la que montaste con el reparto de caramelos, nen. Que tuvieron que venir los Geos y todo, padre.
- Y espérate, que luego estuve dos semanas enteras sin cagar, Chumoski. De los putos plátanos, nen.
- Has acabado ya los servicios sociales que te mandaron??
- Sí. Esta misma tarde. En un Geriátrico. Buá, los abueletes llorando y todo porque me iba. Me he puesto mazo triste, sabes.
- ¿Y eso?.
- Hombre, tú verás, les he puesto el mejor Progressive que han escuchado en su vida. Y también algo de remember, claro.
- ¿A los abueletes?
- Pos claro!! Anda que tú también.... Tendrías que haberlos visto, nen. Menudos fiestones a la hora de la merienda con la leche y las galletas. Y alguno hasta me pedía de fumar y todo, sabes. Un puntazo. Más buena gente que todas las cosas, hostia. Una chinilla le he dejado al final al Sr. Bartolomé, para que se la fume él a su gustito.

El Albertico y el Davilín que se me acercan ofreciéndome psicotrópico. Otra vez. Tú verás. Pero bueno..., una noche es una noche. Ya me está entrando hambre.

- Albertico - le digo-. Qué sabemos de Han Solo y la Princesa Leia, fenómeno.
- Hombre, Chumo, benditos los ojos, mariconazo!!! Hoy vienes que te sales!!!. Pero si pareces un clik de Famóbil en la pasarela Cibeles!!! Cómo va todo?? Y la Rosariyo?? ¿Has probado otra vez la Viagra o qué? JAJAJAJA!!!!
- La Rosario bien, gracias. Y de lo otro pues nada, gracias a la Vírgen del Cármen me bajó la hinchazón y todo en orden. Nunca mais.
- La madre que te parió, Paquito. A quién se le ocurre - dijo el Davilín. Un tío con estudios muy bien puesto, que se viste por los pies, vale. Pero que no le des de fumar que pierde la compostura y le entra una risera floja que se mea encima-. Anda, vamos para dentro.
- Eso, eso, vamos para dentro!! - apostilló el Tirilla abriendo la puerta y dándole las buenas noches al Pitbull.

Qué discoteca más curiosa. Cuatro personas haciendo como que bailaban samba en medio de algo que parecía una pista pequeñita. Dos de ellas, sobre todo, haciendo el gilipollas, básicamente, porque desde luego a mí me daría vergüenza hacer el canelo como lo estaban haciendo. Dos puretones con cadenas en el cuello y sudores en la frente bailando delante de dos chavalitas mucho más jóvenes, sabes, y con unas faldas que parecían cinturones de esos anchos. Tenían la mirada del tigre (la de Rocky, para que me entiendas). Luego, la luz del garito muy floja y los colores de las paredes de color rojo. Toqué una y parecía terciopelo, vale, con unas lamparitas muy viejas sacadas de la casa de Hermann Monster. No sé, nen, todos parecían muy contentos, eso sí. Para mí que muchos ya conocían el garito este de antes porque se les veía como en casa, fíjate lo que te digo.

- Chumoski, ¿cómo ves el tema, nen? - me dice el Tirilla -. ¿Qué te parecen las chavalas? Míralas, están sentaditas todas allí al fondo.
- No, si ya..., si ya las veo. Esto es un poco raro, ¿no?. Nunca había estado en un garito con tanta hembra de tantos colores. Esto parece la ONU, Tirilla. ¿Y qué hacen todas juntas allí?. Y otra cosa te digo, nen: las de la pista me hacen pinta de ser un poco sueltecillas, eh. Mira, mira cómo se ronean delante de los puretones. A ese, tanto sudor no puede ser bueno. Está colorao como un cangrejo el tío. No sé, nen... Bueno, es igual, voy a echar un trago mientras disfruto de las vistas, Tiri, que estoy seco, padre.

Estaba con mi pelotazo y el Jose Luís con el suyo, tan tranquilicos, sentados en la barra. Miraba de reojo al camarero y luego al suelo, alternando, buscando los restos de aceite que iba soltando el gorrión, con la raya hecha en los ojos y una flojera en el garbo que para qué te cuento. Y ya de paso, controlando las distancias, sabes, no sea que tengamos un malentendido con tanta sonrisita y tanta mirada de gato. Y entonces me tocan en al espalda. Me giro así con la cabeza y, cuando veo que se trata de una hembra, me giro el taburete entero. Es una mulatona muy grande. Enorme. Gigante. La Supermulatona Marvel capaz de hostiar a Thor El Poderoso, por lo menos. Hostiaputa. En sujetador y unas mallas muy finas (igual eran medias, yo que sé) de color rosa que le marcaban a las claras todo el chomino (un chomino a proporción, tú me entiendes; el chomino más grande del universo). Se conoce que no llevaba ni bragas ni tanga ni ná de na. Y coge la colega y me dice:

- Hooooooola paaaaapi. Qué guaaaapo vienes mi amol. ¿Me invitas a una copita, machoooote?.

Tenía dos tetas que rebosaban la talla XXXL del sujetador como dos milagros. Mis ojos no podían abarcar tanto y casi me empieza una migraña, entiéndeme. Un culo que asomaba por los dos lados del taburete donde estaba sentada. Más grande que el de la Rosario y encima, por si fuera poco, respingón. A tomar por culo la ley de la gravedad. Estuve por preguntarle como es posible hacer eso sin ponerse una faja pero lo dejé estar porque no quería ser maleducado, tú me entiendes lo que te digo, no. Y tenía unos morros.... Madre del amor hermoso, eso te saca hasta los líquidos segoviales de las rodillas. Te absorbe la vida entera y la piel se te arruga como un higo seco en las películas de miedo. Por-fa-vor, qué labios. Si son tan grandes como los de abajo, joder!!! La hostia!!!

Miré al Jose Luís y vi que también estaba hablando con otra hembra. Esta era una chavalita rubia y delgaducha; también con poca ropa. "Joder, qué sueltas van todas aquí ,nen", pensé.

- Yo te invito a lo que quieras, hermosa. Faltaría más. ¿Cómo te llamas, reina?.
- Pamela, mi amol.
- Hay que ver qué nombre tan bonito. Pamela. Como la de Dallas y el J.R., eh. Nada, hombre, pues mucho gusto. Yo me llamo Paco. Pero me puedes decir Chumoski.

Pillé al José Luís que me miraba de reojillo, así por encima del hombro de la rubia, riéndose el muy cabrón. Yo también me reía. Íbamos más fumaos que los indios apache en Navidad, tú me entiendes. Y las hembras, muy majas visto lo visto. Un poco atrevidas para mi gusto, pero muy majas de trato, eso sí.



TO BE CONTINUED.

miércoles, 24 de febrero de 2010

Noche de Fiesta. (Cap.1)

- Vente, Chumoski, vente. Que vamos a un sitio nuevo que nos han dicho.
- Mira, nen, que yo no tengo muchas ganas hoy y además estoy un poco de bajón.
- Tonterías, tú te vienes con nosotros, que esta noche verás lo bien que lo vamos a pasar.
- ¿Dónde vais?.
- A Barcelona. A un sitio de lujo. Hoy mojamos el churrico, fijo. Vente y no seas tonto. Déjate de paranoias, hazme el favor.
- ¿Puedo ir con las Nike nuevas?
- No, no, no..., de eso nada, Chumoski. Tú te arreglas como tú sabes y te lavas bien tus bajos por si las moscas. Además van a venir el Davilín, el Jose Luís y el Albertico. Verás tú qué fiestón se monta, nen.
- Eso lo hago todos los días, Tirilla.
- ¿Pegarte un fiestón?
- No. Lavarme los bajos, que pareces tonto. Sabes que siempre tienen que estar en perfecto estado de revista. Estás empanao, nen.
- Putamadre, tío. Luego te pico.

Subió el Tirilla a mi casa justo cuando me estaba aplicando el after-shave. Ya estaba vestido. Con mis Levi's nuevos de trinca, mis topolinos relucientes, mi camiseta de esas ajustadas, negras, pegaíta al pecho. Con mi gomina con brillo efecto mojado, mi jabón Lagarto en los sobacos y en los huevos, todo rematado con medio frasco de Is San Lorán (que se la compré a un moro a mitad de precio) por encima. En definitiva: hecho un pincel. Un pincel un poco tirando a belleza despistada, vale, pero a ver, tampoco para tirarse de los pelos. Y si no mira el tío callo ese que está casado con la Beluchi. Por ahí van los tiros. Pero sin Beluchi, claro (y al paso que voy, y con la suerte que tengo...).

- Tirilla, a ver qué estás haciendo, que no te escucho!!!.
- Ná malo, Chumoski, ná malo, hombre.

Cuando entro en el comedor me lo encuentro sentadico en el sofá con las piernas estiradas, la botella de Cardhú al lado y fumándose el tío un tres papeles como un demonio mientras miraba a la Bárbara Rey en el "Dónde estás Corazón".

- Date cuenta lo buena que está la Bárbara esta, eh, Chumoski. Con la edad que tiene la mujer y hay que ver lo bien conservada que se la ve.
- ¿Estamos a gustito, no?.
- Chumoski, nen, esta noche va a ser la repolla. In-olvidable, te lo digo.
- Me voy a cagar en tus muelas, haz el favor de quitar los pieses de la mesita, anda. Y ya puestos, pásame eso que como te lo fumes tú solo ya sé yo lo que va a pasar. Que tienes menos conocimiento que....

Le pegué una calada y se me encogieron los pulmones. Solté dos lagrimones.

- La madre que te parió, Tirilla. ¿Se puede saber qué coño le has echao a esto?.
- Joder, Chumoski, quién te ha visto y quién te ve.

Será hijoputa...

Nos metemos en el Forfi bien calenticos los dos. Que pim, que pam, que me vengo que me voy, qué contentos estamos y qué bien nos lo pasamos. Ya sabeis. Con tres whiskis dobles antes de salir de casa entre pecho y espalda y el megaporro aún en plena erupción. Con un puntico en condiciones, así lo digo, que soy persona sincera y no me duelen prendas en contar las cosas como son. Ponemos la musiqueta y nos vamos para Barcelona. Antes de llegar, en el Nudo de la Trinidad, en la Ronda de Dalt, vemos un control de de las fuerzas de seguridad del estado. Ya la hemos liado. Frené el coche, claro.

- Coño, Tirilla, abre la ventanilla que salga esta humareda, por Dios. La madre que te parió. Tíralo, cojones.
- Sí, hombre, y un mojón. Que esto es caro, eh.
- Me cago en... Baja la música, coño.
- Hola, buenas noches, señores. ¿A dónde van ustedes? - me dice el de las fuerzas del orden. Dos metros de fuerza del orden, ojo. Y con una boina. Sin rabillo.

Yo estuve a punto (pero a punto, a punto, a punto, eh) de contestarle como al Miliki, al Fofito y al Milikito, sabes. Aquello de: "Bieeeeeeeeeeeeeeeeeennnnnnn!!!!!". Pero gracias a la Vírgen del Carmen, no sé cómo, me puse muy serio. Es tontería buscarse una ruina por algo así, tú sabes lo que te digo, no. Así que, haciendo acopio de serenidad y poderío mental, le contesté con toda la educación del mundo reconcentrada en mí. Y es que uno no sabe bien cómo va a reaccionar en según qué situaciones, eh. Hay que ver lo que es el cerebro humano. Misterioso e indescifrable. Hay algunas excepciones, como el Tirilla por ejemplo, que lo ves venir desde 4 kilómetros; solo piensa en fumar hachís, en pelársela como un mono, y en volver a fumar hachís. Y tiene novia, ojo, pero como es de esas que dicen que solo la puntita y que hasta el matrimonio no entra nada más, pues.... O el Albertico, otro que tal, que se sabe de memoria todos los títulos de crédito de las películas de la guerra de las galaxias, se viste de soldado del imperio de vez en cuando, con 35 años que tiene el tío, y se lía a sablazos láser con los niños del parque (hasta hacerlos llorar el muy gilipollas). Pero tampoco hay que ser cruel. A uno, dice la leyenda urbana que de chico se intoxicó con un Burmar-Flax en mal estado. Y el otro..., bueno, es igual, déjalo estar.

- Mire usted, señor Agente, que es que mi mujer acaba de dar a luz en San Juán de Dios.

Lo primero que se me ocurrió. Improvisando. Con dos cojones.

- Y este es el padrino de la criatura, sabe usted, que he ido a recogerlo y ahora vamos para allá con los nervios y con alegría, y bueno, pues ya por el camino lo hemos estado celebrando un poquito, eh, pero ojo, siempre con conocimiento y saber estar, cuidao. Poca cosa. Se lo juro. Porque yo es que me bebo una manzanilla y al momento se conoce que mi organismo no la acepta del todo muy bien y oiga, como que..., usted me entiende. Lo mejor es el agua. De toda la vida. Y lo más sano. ¿Sí o no, Tirilla?.
- Fijo.

El representante de la ley nos miraba a uno y a otro, entornando los ojos como Lee Van Cleef en "El Bueno, El Feo y el Malo". Yo seguía a lo mío para que no se despistara. Había que mantenerse firme.

- Un cachorrico precioso, Jefe. Y ha salido macho, sabe usted. Le voy a poner Kevin José. Kevin porque me gusta y José porque me gusta también.

Para mis adentros yo sabía que, aún y los esfuerzos sublimes por mi parte para mantener un mínimo de coherencia, estaba orinando fuera del tiesto, salpicando por todos lados. Es curioso como por mucho que la parte no trastornada insiste en tomar el control, nunca llega a imponerse y uno sigue en manos del whisky. Por no hablar de los efluvios de los psicotrópicos del Tirilla. Sea como fuere, el agente, con su chaleco fosforito, callaba y seguía mirándonos con una sonrisilla en la boca así como de medio lado. Y nosotros, con los ojos como Christopher Lee harto de aguardiente, finalmente también calladitos, a ver qué nos decía. Expectación al máximo. Ojetes apretados. Solo faltaba una bola de esas de broza arrastrada por el viento en el polvoriento asfalto y el reloj del campanario dando la hora en punto.

- Venga, circulen. No recuerdo que nadie les haya dicho que pararan. Así que rapidito no sea que me arrepienta. Ha habido un accidente y me están entorpeciendo la circulación.

Hostia...

- Ah.... (hostiahostiahostia) Yo es que pensaba que era para soplar y eso, agente. Y como somos gente legal y sana pues por eso nos hemos parado.
- No. No somos de alcoholemia ahora mismo. Ahora bien, si no me espabilan no tardo nada en traerles el cacharrito.
- No, no, no hace falta, por Dios. Aunque ya le digo que estamos limpios como la patena. Pero que vamos, que no se preocupe que nos vamos cagando hostias ahora mismito. Perdone usted, eh, por las molestias. Ahora mismo nos vamos de parranda, digo..., a San Juán de Dios. A-SAN-JUÁN-DE-DIOS. A ver la criaturita. ¿Sí o no, Tirilla?.
- Estás tardando.
- ¿Perdona, nen..?
- Que estás tardando, Chumoski. Mete primera, rey.
- Ah, sí, claro, claro, anda que yo también... Buenas noches, señor agente, Dios lo tenga en su gloria. Muchas gracias por todo. Para San Juán de Dios..., por aquí recto, ¿no?. Vale, vale. Gracias. Sí. Gracias.

Nos fuimos, claro. Con el cebollón a cuestas. El Tirilla miró por el retrovisor y cuando se aseguró que ya había suficientes metros entre el control y nosotros se echó mano al bolsillo y volvió a encenderse el porro. Entonaba una canción de esas veraniegas.


TO BE CONTINUED.

domingo, 21 de febrero de 2010

Cine de Miedo. (2). Hoy: "¿Hay alguien ahí...?

Pregunta más alto, anda.

O sea...,  asi a bote rápido, como quien no quiere la cosa, eh, que yo lo digo con todo el respeto del mundo, vale, pero vamos, que para mis adentros yo pienso que tampoco hay que ser Belén Esteban o Stephen Hawkins. Veamos..., estás a punto de entrar en tu casa y tú recuerdas perfectamente que antes de coger camino de la peluquería le has echado la doble vuelta a la llave. Lo sabes. Eres consciente. Te apostarías a tu mami en una timba al Remigio. Esa señora que te pone las croquetas en un tuperware. Las croquetas, las lentejas, los garbanzos, la pechuga empanada.... Tu mami. A las cartas, oye. Y llegas y te encuentras con la puerta abierta medio palmo. Hostia. Apuntemos, para más inri, que nadie más tiene llaves del piso salvo la señora de las croquetas y el señor que te compró la Scoopy y que, casualmente, vive con tu mami. (pudiéramos estar hablando de tu papi, ojo; pudiéramos, he dicho, que luego estas cosas nunca se saben). Y resulta que ambos están en Benidorm.

No quisiera ser agorero, pero habría que repasar algunos aspectos a tener en cuenta en ese preciso momento. A saber:

1.- Alguien ha entrado en tu casa (Bien. Felicidades. Premio para el caballero y gratificante reconocimiento público. Se lleva usted tres tabletas de turrón. Y, ya puestos, gracias Dios mío por esta iluminación que me das y por hacerme cada día que pasa un poquito más inteligente y despierto.) y luego ese alguien se ha largado.

2.- Alguien ha entrado en tu casa y todavía está dentro. ¿Para qué? ¿Qué estará haciendo? ¿Qué pretende? ¿Cuántos son?. ¿Humanos? ¿Mutantes? ¿Vendedores de Kleenex? ¿De mecheros?. Pues no sé, chica. Pero para eso estás tú: PARA PREGUNTARLO, alertar al visitante y, de paso, sembrar el pánico entre las filas del cine. Darnos por saco, en definitiva.

¿Entonces qué ocurre? Pues mira, que cómo tú no sabes si el intruso se ha ido o todavía está dentro, esperándote para hacerte la piragua en la bañera, yo me pregunto visceralmente (que hasta hago muecas de los visceral que me pongo, ojo): ¿Para qué preguntas?. Y encima a vozarrones. Que solo te falta ponerte las manos a los lados de la boca como si estuvieras voceando en el campo a las ovejas. Di que sí, artista. Tentando a la suerte. Ehe, toro!!! Ehe!!! Venga. A puerta gayola. Ehe!!!
A ver cuántas mujeres torero han triunfado, hija mía.
- HE DICHO QUE SI HAY ALGUIEN AHI!!!.

Grita mas que no te ha escuchado. Que se conoce que el audífono se le está quedando sin pilas.
Porque no nos engañemos, señores, que esto es lo que todo hijo de vecino (con Graduado Escolar o sin él) está pensando en el cine. Es que es así. Yo no sé si es que los guionistas nos toman por gilipollas o escriben los guiones con papel carbón y luego los van reutilizando. Total, que toda la peña en el cine pensando al unísono si la gorriona esta de las grandes orejas (esto es fundamental) empitonadas con pezones que parecen peones de ajedrez (más fundamental todavía) está tronada de la drogaína o quizá se dio un mal golpe en la cabeza de pequeña. No falla. Siempre tiene que ser un pibonazo que está para meterle los pelos para dentro.

- Oye, Toñín.
- Qué pasa.
- A esta le faltan 10 minutos al microondas, ¿no?.
- Ya te digo. Pero está para metérsela y no sacarla hasta que el niño te pida para tabaco.
- Ya sabía yo que ibas a decir algo así.


Llega otro de los MOMENTUM ESTELARUM en estas situaciones tan concretas: el pibón va a encender las luces del piso.

Le da al interruptor.

Hola, soy Carlos Sobera. Desde el 50 x 15. Quién quiere ser Millonario:

a) Las luces se encienden.
b) Se activa la alarma del búnker de la serie Perdidos.
c) Se abre una trampilla en el suelo y un tiburón asoma la cabeza. Entre sus dientes lleva una bombona de oxígeno.
d) Las luces no van. No funcionan. Por tanto, a oscuras.

(¿Comodín del público?)

Más oscuro todo que el ojete de Nat King Cole, oiga. Y esa cámara del director buscando los planos más cabrones mientras la chica de grandes orejas se va adentrando poco a poco, cada vez más, en su casa. Por supuesto, preguntando si hay alguien ahí. A voz pelada. "RESPÓNDAME, POR FAVOR!! ¿HAY ALGUIEN AHÍ...?"
En las filas del cine los rumores no cesan. Se forman corrillos alrededor de las butacas para combatir la inquietud. Sin poder fumar.Se barajan varias alternativas:

Opción A.- Ahora le echan la mano por detras a los pelos.
Opción B.- Ahora se gira y hay un fantasma chino-japonés-coreano-tailandés, con los pelos largos y los ojos en salmuera. Con mucha tensión en su rostro. De mal rollo, vamos. (ya hablaremos de esto otro día).
Opción C.- Ahora la puerta se cierra sola tras ella pegando un terrible portazo reproducido en sonido THX.
Opción D.- Inmediatamente tras de ella, muy lentamente, con la agilidad de un ninja, baja del techo Jesús Mariñas.

Yo sé que estos cuatro ejemplos son de conocimiento general y que uno pues oye, como que ya los está esperando venir, vale. Pero la cuestión es que la languidez de esfínter te viene igualmente, aún y que estuvieras sobre aviso. Excepto, eso sí, en la opción D, la de Jesús Mariñas. Ahí ya se te escapa directamente el mojón entero.

Cuando te quieres dar cuenta, por mucho que la escena se te haga interminable, llegas finalmente al clímax del asunto. La chica se mete dentro de su piso. Muy adentro para el gusto del consumidor. Está realmente lejos de la puerta de entrada. Se mete y se mete y se mete... "Conteste, por favor!!!". La cámara, que sigue puteándonos. Tú rezando todo el rato en tu butaca: "tú verás tú verás tú verás tú verás...". Silencio opresivo entre las filas. La tontolaba que sigue caminando a oscuras. "Tú verás tú verás tú verás..."

Y entonces sale el notas de sopetón, la agarra sorpresivamente, y el pibón suelta un berrido que te eriza los pelos de las cejas y de paso, como si no fuera contigo, te provoca un frenazo doble con derrape atención curva cerrada a ras en los Calvin Klein que eso hace falta KH-7 para desincrustarlo en condiciones.
A los que usan tanga ni te cuento. El mismo tanga les hace el efecto cuchilla (que se dice) y el asunto se divide en dos.
Y por si fuera poco, resulta que el intruso es su marido. O su mejor amigo, su primo de Cuenca, el ayudante del Sheriff secretamente enamorado desde el Instituto, el portero de la finca, Richard Clayderman..., yo qué sé. Alguien conocido, vamos. Alguien conocido a quien efectivamente, como he dicho antes, o bien se le han acabado las pilas del sonotone, vale, o estamos hablando de un hijo de la gran puta de tres pares de cojones por hacerle pasar ese mal rato a la chiquilla y encima pegarle ese susto en el cuerpo a caso hecho. Porque desde luego no escucharla en un piso de protección oficial de 30 m2 (gracias, ministra) es para flipar un poco, eh. Hay que ser hijoputa y cabrón. En definitiva: para volver a prestarle dinero, sabes.

De todos modos la puntilla llega después, cuando el pibonazo, tras reponerse un poco le pregunta...:
- ¿Cómo has entrado Yimi...?
Y él le responde (agarraos que viene otro Momentum Estelarum)...:
- La puerta estaba abierta.

Que vaya entrando el siguiente frenazo.
Curva con desnivel. A ras.



Saludos.

jueves, 18 de febrero de 2010

La criatura.

1.

Los Viernes, si no hay nada raro de última hora que me toque un poco los huevos (como siempre ocurre con muchas personas, pobrecitas, que siempre de acuerdan de cagar cuando todo el mundo ya ha salido por la puerta o está montando en el autocar), siempre me recojo a las 14:00h. y ya no vuelvo a trabajar hasta el Lunes. Está muy bien porque hago mi último business y hala, a tocarme la chufa; a vivir que son dos días, tú me entiendes. Bueno, pues cojo y me vuelvo para casa pero antes de subir me gusta tomarme mi Martini negro con sifón con el colega que pille a mano, tranquilito, en la terraza del Carmona que es un bar que hay al lado del kiosko y que da a un parque infantil; uno de esos que ahora hace el Ayuntamiento para que las criaturas corran y se descalabren en esos columpios tan raros, sabes. Que si un tobogán de acero que cuando les da el solano y te tiras por él te dejas grandes tiras de piel pegadas en el tubogán y te quedas como Nikki Lauda . Que si un fuerte apache de madera lleno de agujeros sin barandillas para que los niños se caigan y se abran la cabeza. Una tirolina para jugar a los Hombres de Harrelson y dislocarte los hombros por el camino. Unas cosas con muelles y te llevan de un lado para otro como un muñeco de feria. Y luego un cosa redonda que da vueltas y vueltas y vueltas y los niños se montan y te potan luego toda la merienda. Unas cosas raras de cojones, oye. Pero bueno, como parece que los niños disfrutan, pues nada.

A lo que íbamos. Yo cojo entonces y me tomo más a gustico que todas las cosas mi Martini con mis olivitas, mis bravas y mis boquerones antes de subir para casa, vale, viendo pasar a las chatis con sus carnes y sus bonitos andares, todo con mucho arte. Bien. Hasta aquí todo correcto. Sin delincuencia alguna, vamos. Total, que estábamos sentados el Pedrito (El Cascas; el del gimnasio) y yo. Los dos de puta madre, puestos al solete. Hostia, qué gustito, hostia, qué bien; Viva la vida de Coldplay y tal, vale. Los dos sentadicos ahí que parecíamos un cromo. En la gloria, como dos marqueses. Y en esas estábamos, controlando una pedazo de hembra en minifalda, a punto de introducirme un boquerón en la boca, bien remojado en su vinagreta, cuando de sopetón...PATAPAM!!!!

- Coño, mecagoen.... Pedrito, cuidado que se cae el Martini!!!

Pelotazo en la mesa. Manchurrón de aceite. Menos mal que llevaba puesta la ropa del trabajo. Viene una criatura que no tendría más de ocho años a coger el balón. Con el pelo todo rapado al remochón menos una coletilla detrás en la nuca y un pendiente en la oreja.

- Perdone, señor. Es que se nos ha escapado la pelota. ¿Me la puede dar?.
- Toma, hijo, toma. Y ten cuidado para la próxima, Maradona, que casi nos tiras el Martini.
- Muchas gracias, señor.

Se fue el chiquillo a seguir pegando balonazos.

- Hay que ver estos chavales, eh, Pedrito. Son el futuro.
- Lo que tú digas, Chumoski. Pero si me tira el Martini encima le meto como a los conejos. Mira qué zamarra que me he comprado nueva - me dijo mostrándomela -. Una pasta, ojo. Última tecnologia para el ejercicio físico.
- Tranqui, Pedrito, tranqui, que solo es un cachorrillo, hombre. Y además fíjate que tiene su educación y todo, eh - le contesté-. Pedazo de camiseta, sí señor.

10 minutos después. PATAPAM!!!!. En toda la cabeza. En la mía.

- Niño, ya me voy a cagar en tu padre, so cabrón!!
- Perdone, señor, perdone, perdone, que ha sido sin querer, de verdad de la buena. Que es que he ido a rematar así como lo hace Cristiano Ronaldo y no me ha salido.

El Pedrito se lo estaba mirando con cara de Rottwailer maltratado y muerto de hambre, tú sabes lo que te digo, no.

- Coño, niños, iros a jugar un poquito más lejos, hacedme el favor ya, cojones.

"Que sí, que sí, que perdone...", otra vez, y todo lo que tú quieras, y una sonrisilla que me pareció ver de medio lado (encima). La madre, que estaba de tertúlia comiendo pipas (como no podía ser de otra manera), desde el corrillo me miraba de reojo pero no le dijo ni mú al niño la muy chochona, cosa tambien bastante normal en los tiempos que corren. La colega, con unas mallas así como manchadas de leopardo, vale, con todo el tanga metido por el culo y unos pechos empitonados, bravos, astifinos y con riesgo, como los Miura. Las rayas de los ojos hasta las orejas. En fín, con personalidad y tal.

- Carmona!! Haz el favor, hombre, ponte dos Martinis más. Y tráete una de morros. Pedrito, vamos a tranquilizarnos, nen. Mira que simpática la chinita que viene por ahí.
- Un poco cabezona, pero seguro que tiene un matojillo más bonico que todas las cosas.
- Qué mangurrián estás hecho, Pedrito.

Supongo que alguno ya se estará imaginando lo que sigue. Seguro. Pero la cuestión es que no escribo estas palabras para hacer la típica gracia, sino para que sus deis cuenta de que la vida no siempre huele a Lou Lou C'est moi de Cacharel.

Efectivamente. 15 minutos (no más) después. PATAPAM!!!. A tomar por culo los Martini que nos había puesto el Carmona. A tomar por culo la tapa de morros. El servilletero. Los móviles y las llaves por el suelo. Los restos de bravas encima mía. El plato de los boquerones en vinagre encima del Pedrito. Pedrito en vinagreta. El Carmona que viene corriendo con los trapos. Y yo que me levanto ya de la silla.

- Me voy a cagar en tus muertos!!!
- Y yo en los tuyos, retrasao!!! - me dice la madre viniendo para nosotros.
- Señora, mire usted, no nos faltemos al respeto y a ver si ponemos un poquito de orden al niño cabrón este que tiene usted.
- Cabrón lo será su padre - me contestó.

Bueno, para qué te cuento la que se montó con la mujer leopardo. El niño diciendo todo el rato "que ha sido sin querer, mami, que ha sido sin querer, que te lo juro...". Las vecinas del corrillo que se acercan también para tranquilizar los nervios (y salir en la tele, claro; es un decir). Un ciclista con chichonera que venía por la acera que decide parar al lado para hacer el avituallamiento. Dos viejos que paseaban por allí que se paran y empiezan con eso de "hay que ver la juventud de hoy en día...". Una pareja de japoneses haciendo fotos. El Carmona con los trapos en el hombro, diciéndole a la señora "vamos a tranquilizarnos, mujer, que son cosas de chiquillos...". Hostiputa, nen.., por favor, por favor, por favor...

- Está bien, está bien... Solo son chiquillos a fín de cuentas - el niño no dejaba de hacer muecas como si fuera a llorar pero no soltaba una lágrima. Es más.., me miraba de reojo con una sonrisilla, el muy cabrón -. Además, señora, que un bellezón como usted no debiera enfadarse. Le van a salir arrugas, usted me entiende. Que es que además, y si me lo permite, con su permiso, está usted pero que muy bien puesta, oiga, las cosas como son.
- Pues mira, tú tampoco estás mal.
- Cumplidora que es usted, señora. Pero ya quisiera yo dar esa sensación de adolescente que usted tiene, mujer.
- Ay, qué cosas dice..!!!
- La verdad, señora, la verdad y nada más que la verdad.
- Por favor, no me digas "señora", entonces. Puedes llamarme Toñi.

(sabía yo que....)

En unos instantes pasé de una situación "posición de defensa-ataque personal" a tener un morcilleo importante en los bajos. El Pedrito seguía secándose. Sin decir nada. Se le veía concentrado en los manchurrones de aceite. Con un trapo y sifón. Me miraba de vez en cuando, sin decir ni pío, con la cara que pone Hulk cuando se pilla un huevo con la cremallera. Podía ver cómo latían las venas en su cuello.

- Pedrito. Mírame, Pedrito. Tranquilo, nen. ¿Vale?. Venga, va, vamos a pedir dos Martinis más. Tranqui, Pedro. Ya está. Venga. Respira, inspira, respira....

2.
Se fueron la marujas a su esquina del parque a lo suyo; a seguir comiendo pipas. La Toñi miraba para atrás de vez en cuando. Con un poquillo de resquemor, no creas. Y es que al Pedrito se le veía muy afectado. Llegaron a su rincón y siguieron dándole a la sinhueso. Nosotros seguíamos sentados, llenos de flujos gastronómicos de barra de bar. Vinagreta, aceite, all i oli... Pringados de arriba a abajo. Se metió el Carmona para dentro a enjuagar el trapo de limpiar la mesa y buscar otro servilletero. Se fueron los viejos esos de los cojones. También los japoneses con sus cámaras de fotos. Y el Cascas seguía con la miranda ausente. Perdida en el infinito. Como Dustin Hoffman en la peli esa del Tom Cruise, vale, tú me entiendes. El niño cabrón, a dos metros de nosotros, nos miraba de reojo botando la pelota. Desafiante. El muy hijoputa, oye. Entonces el Pedrito habló para decir siete palabras y una "coma". Casi me da un sobresalto y todo.

- 80 leuros a tomar por culo, Chumoski.
- Que no, Pedrito, que no. Tú tranquilo, hazme caso, que eso tú me la dejas y la Rosario con el Cebralín y el Fairy te la deja nueva, nen. No seas así, va. De verdad, tú hazme caso.

Aunque a decir verdad, yo no lo tenía muy claro que digamos. Las cosas como son. Y respecto de la camiseta, pues oye, la verdad es que era muy guapa. Una zamarra Nike de esas de ultimísima generación con tejidos tecnológicas y fibras de astronauta de la NASA, vale. Con los colores de mi Barça y con el escudo en el pecho. Una edición limitada, además.

-  Muchas gracias, Chumo, pero tú sabes que esto no tiene solución - me dijo -. Anda, pide la cuenta, por favor.

Me levanté, y justo cuando iba a cruzar la puerta al interior del bar, escuché cómo el Pedrito le decía al niño "acércate, hijo, acércate un momentito".

- Y una mierda te comas - eso el niño, sabes.
- Ven, hijo, ven, que te prometo que no te voy a hacer nada, te lo juro. Ven que quiero que veas una cosa.
- Que te follen.
- Yo conozco a Cristiano Ronaldo. Lo vi estas Navidades en Madrid. Y tengo aquí una foto suya dedicada. ¿La quieres ver o no?.

El niño se quedó callado. Un poco sorprendido, diría yo. Dio un paso hacia el Pedrito.

- Eso es mentira.
- Que no, coño. Sin rencores. Te lo juro. Si la tengo aquí mismo. No ves que yo de chico también jugaba al fútbol. Yo los buenos jugadores me da igual de qué equipo sean. Ven, que no estoy enfadado, ven. Que no te hago nada, en serio. Mira, ya verás...

El niño cabrón dio otro paso. Ahora estaba a menos de un metro. Yo lo estaba viendo todo desde la puerta del Carmona. Lo estaba viendo a cámara lenta, tú me entiendes, igual que en Matrix cuando las balas pasan al lado del Keanu Reeves, sabes lo que te digo, no. Paralizado por el terror y la sospecha firmada ante notario de que algo iba a ocurrir.

En un gesto rápido y veloz como Bruce Lee cuando repartía galletas María entre los necesitados en "Furia Oriental", el Cascas pilló de un brazo al niño cabrón y con la mano libre le arreó un pescozón que aquello sonó como cuando uno pega una palmada para espantar a las palomas. Un collejón de los que hacen historia. Con esas manos que parten nueces entre los dedos. PLAS!!! Madre mía...
El niño se quedó estupefacto, con los ojos muy abiertos y aparentemente llorosos, pero el tío no soltó ni una lágrima. Al menos en ese momento. Fíjate lo hijoputa que era, porque a los cuatro segundos empezó a chillar y llorar muy falsamente: "Maaaaaaamiiiiii...., maaaaaaamiiiiiiii...."

Vino la madre, claro. Y con ella todas las del corrillo. Salió otra vez el Carmona del bar. Se acercaron todos los niños que jugaban en el parque. Sus madres. Sus abuelas. Dos chavalitas que se mordían el labio y llevaban las faldas muy cortas. Un señor con una guitarra. Y dos japoneses, de nuevo; esta vez con cámara de vídeo. No eran los mismos de antes, aunque seguro que sí de la misma família. Solo faltaba el Cartman gritando aquello de: "Habeis matado a Kenny!!! HIJOS DE PUTAAAAAA!!!!!"
El terror.

- Mami, mami, mami - con el balón bajo el sobaco -, este señor me ha pegado una colleja.

Toñi, la mujer leopardo, miraba al Pedrito con los ojos inyectados en sangre. Con el móvil en una mano y la otra subiéndose la camiseta por el escote, cosa la cual mareaba sus estupendos pechos con un fantástico bamboleo, decía que iba a llamar a los Mossos.

- Gamberro!!! - dijo una vieja.
- Mire, señora, eso no es verdad - le dijo el Cascas a la Toñi -. Su hijo se ha resbalado con la pelota y se ha dado un cogotazo con el canto de la mesa. Yo he ido a cogerlo pero no me ha dado tiempo. Nada más que eso. Dios me libre a mí de ponerle la mano encima a ninguna criaturita. El chaval es un artista, no hay más que verlo, y con su buen corazón ha querido hacerme un regate de esos difíciles que hace el Cristiano Ronaldo, para enseñármelo, usted sabe, y se ha dado el coscorrón.
- Mentira, mami, mentira!!!!
- Es verdad, Toñi - intervine entonces-. El niño en su buena voluntad ha querido hacernos una demostración para hacer las paces y se ha caido él solito.

La Toñi echaba humo. Y ya estaba marcando en el móvil cuando se escuchó una voz detrás del gentío

- Es verdad lo que dicen porque yo lo he visto - era Paco, el del Kiosko. Yo me lo miré como diciendo "Paco, ¿qué coño estás diciendo?".
Y ahí se quedó la cosa. Gracias al Paco con su bata azul, que había salido del Kiosko con un Private XXX en la mano porque su testimonio imparcial y ajeno a la situación resultó fundamental  para la credibilidad de la Toñi.
- ¿Por qué has hecho eso, Paco?.
- Porque te debía una, Chumo. De cuando me pillaste con la golfilla aquella con la que habías quedado frente al kiosko, limpiándome el sable. ¿Te acuerdas, no?.
- No me voy a acordar, so cabrón. Como para olvidarse.

Le di las gracias al Paco y cogía al Pedrito, pagamos y nos fuimos antes de que la mujer leopardo sospechara algo ya que el niño parecía encabritao con la conclusión de la colleja y no dejaba de insistirle.

- Te habrás quedado a gusto, Pedrito.
- No lo sabes bien, Chumoski. No lo sabes bien.
- Salgamos de aquí cagando leches, anda, que me tienes contento.


FIN.

viernes, 12 de febrero de 2010

Cine de Miedo. (1). Hoy: "Hay que salir de aquí".

O sea..., vamos a ver, para que aqui la peñita nos enteremos todos, vale. Resulta que os meteis todos juntitos en el Mercadona del barrio, el que hay al lado del kiosko del Paco, vale, porque así echando a ojo de buen cubero resulta que os persiguen unos tres millones cuatrocientos cuarenta y ocho mil doscientos venticinco zonbis. Bueno, pues nada, que llegais al hipermercado y atrancais las puertas. Cojonudo. De puta madre. Vamos todos a asegurar el perímetro. Puertas, ventanas, salidas de emergencia, ventanucos, escaparates..., todo chapao; aquí no entra ni Beyoncé pidiendo sexo guarro (aunque ahora que lo pienso...; bueno, eso se haría a votación en todo caso). Venga pues, ya estamos seguros y encima tenemos papeo de sobras para ponernos hasta el ojete. De todos modos estate quieto parao ahí un momento, que hay unos detallicos sin importancia que hay que tener en cuenta y que voy a detallar lo mejor que pueda porque no todo va a ser cagar en el campo con libertad y sin peligro de que nadie te meta dos cartuchos por el culo:

1. Son ocho lo menos. Vamos a hacer el repaso:

No puede faltar una preñada con un bombo enorme. Tenemos el poli que se han encontrado por el camino. Tenemos tambien a la parejita de pipiolos enamorados. Tenemos a alguien de la tercera edad. Tenemos a otro tio que es oficinista contable, pero que le gusta hacer gimnasia (ves tú?) y que como tiene buen corazón pues le echa un cable al madero, sabes.
- ¿Sabe llevar un arma, amigo? (esta es la pregunta estándar).
- No había feria de la que no saliera con 40 chochonas, Jefe. Siempre se me dieron bien las escopetas. Pocos palillos resistieron.
- Perfecto, entonces usted coja el rifle.
Total, que más o menos son los que le echan al asunto unos pocos huevos y llevan el cotarro.
Por supuesto que no puede faltar una niña. De unos once o doce años, vale, de la que se encarga la preñada rollo "así será mi churumbel cuando crezca". Y luego otro pavo tambien adulto, pero que este es el que va del palo histerico y no para de decir todo el rato "dios mio dios mio dios mio dios mio nos van a comer nos van a comer nos van a comer...". Tiene otra estrofa también muy conocida: "hay que salir de aquí hay que salir de aquí por el amor de dios hay que salir de aquí...", poniendo a todo el mundo, tanto en la peli como en el cine, como en sus casas, atacados de los nervios (por si acaso no lo estuvieran ya suficiente). Por favor, virgencita, escucha mis plegarias, que se lo coman el primero. Y que sufra mucho.

2.- Dos de ellos estan mordidos por los zombies. Esto es algo absolutamente matemático en estas situaciones, del palo se mide el grado de una ecuacion en función del exponente al que esté elevada la incógnita, es decir, matemática pura y dura de esa que te valen los libros para los chiquillos 70 euros, una mierda de libro con las letras muy gordas, y que para el año siguiente no puedes prestarlo al hermano porque te lo han cambiado otra vez. Matemáticas, vamos. Pero espérate quieto parado ahi, que ahora viene lo bueno:
Uno de ellos esta gravemente herido (lo han mordido) y hace una cara muy rara. Hay que echarle un capote encima cada dos por tres porque dice que tiene mucho frío y, por si fuera poco, el pavo hace un color de cara violeta tirando a morado que parece que tenga diarrea crónica recurrente, con las mejillas chupadas para dentro y los ojos hundidos en la calavera, tú me entiendes lo que te digo, sabes. Como si se hubiera comido cuatro kilos de pipas saladas y no tuviera más agua a mano que la de un charco lleno de orines.

Pero es que el otro, AL QUE HAN ARAÑADO (de nuevo las matemáticas), coge y se calla como un putas. O sea, que los otros colegas que estan metidos en el mercadona no tienen ni papa de lo que le pasa porque este todavía hace mejor colorcico de cara, vale, y como está calladico el muy retrasao, pues nadie repara en la cuestión. El caso es que el muy hijoputa también está infectado.

Si es que hay cosas que no se comprenden.

Si sabes a ciencia cierta que uno de ellos, el que tiene el cuello como una Big Mac poco hecha, está infectado hasta los ojos, por el amor de Dios, VUÉLALE LA TAPA DE LOS SESOS, alma de cántaro. No dejes que se encabrite, hostia. Si es que es pan para hoy y hambre para mañana, joder. Si estás viendo que le quedan dos Informativos, macho, hazle un favor al hombre y que deje de sufrir.

Y por otro lado, si ves que el notas de la histeria del "hay que salir de aquí" sigue con el disco rayado, que no se calla, un loop interminable house style, pues coges y lo echas a los zombies. Échalo, padre, échalo, que es por vuestro bienestar interior, y que se calle, entonces sí, de una puta vez. Estás ahí atrancando puertas y ventanas, haciendo todo lo posible para que la gente se sienta cómoda, y ves que no puede ser por su culpa. QUE SE LO COMAN. Y vosotros a vivir que son dos días, que además el bacon ahumado del Mercadona está de rechupete, oye. Sin problemas. ¿Que luego finalmente se convierte en zombie el otro que se había callado?. Hombre..., aquí si que tendrías que rezar para que no te pille cagando o algo así (es que es muy típico). Es decir, dentro de lo que es la sorpresa, vale, pues que no te pille en alguna situación embarazosa. Aparte de eso, tiro en la cabeza y listos siempre que esté en tu mano.

CONCLUSIÓN:
Ni caso al histérico. NO HAY QUE SALIR DE AQUÍ. ¿Por qué?. Si acabais de llegar, joder!!!. Hay que mantener la compostura. Calma chicha. Ya se cansarán los zombis estos hijos de puta cuando vean que no les haces caso. A palabras necias, oidos sordos, señores!!! Tú, indiferencia total. Y ya se cansarán, oye.
A ver, o sea, estamos hablando de que te has metido en un Mercadona, vale, otra cosa es que te hayas metido en el badulake de todo a 100 de un chino, con toda esa priva de mierda que traen de la China, que no la conoce ni Dios, con las cortezas con sabor a gambas y por no hablar de la leche adulterada, colega. Entonces ahi ya si que habria que hacerse un pensamiento, vale, ¿pero estando en un mercadona? Vamos, hombre, va a salir ahí fuera tu puta madre, sabes.

jueves, 11 de febrero de 2010

Diario de... Una bacteria.

Científicos estadounidenses de la Universidad de Pennsylvania han logrado revivir una bacteria que llevaba sobando 120.000 años bajo los hielos de Groenlandia. Según ellos esto puede ayudar mogollón a recrear y comprender posibles hábitats allende el planeta Tierra, es decir, vida extraterrestre.
La bacteria, de entrada, es poca cosa: entre 10 y 50 veces más pequeña que la bacteria que nos provoca cagaleras (gastroenteritis, vamos, cagaleras para la gente fina) y potadas varias (del verbo potar). Y no se llama "Chiqui", "Cuqui", "Vane" o nada por el estilo; no, se llama H.Glaciei, parecido a los componentes de un champú de esos que anuncian en la tele.
No quiero ser agorero pero me gustaría recordar que fue, precisamente en Pennsylvania, donde los muertos, por su cuenta y riesgo además, se levantaron por primera vez y montaron un festival que para qué te cuento ("Night of Living Dead". G.Romero). Así pues..., ¿a cuento de qué vienen estos señores ahora a ir a desenterrar expresamente una bacteria de 120.000 años? (digo yo, ojo). ¿Acaso no tenemos bastante con la gripe porquina?. ¿O simplemente con que cada año mute la gripe de estar por casa?. ¿No tenemos bastante con los pasamanos de las escaleras mecánicas del Metro..?
Mal asunto.

Tú imagínate la bacteria esa (H.Glaciei, recordemos), dormidita ella, después de tanto tiempo, y que la vengan ahora a tocar los huevos..., a espabilarla!!!, y que se mete en el pellejo de alguno de esos tontosdelaba porque es de una virulencia de tres pares de cojones y no hay guante de látex aséptico que la detenga,  oye. Pero vamos a ver, digo yo que si estaba enterrada bajo esos hielos en el quinto coño para que nadie la encuentre..., SERÁ POR ALGO, ¿O NO??. Bueno, pues tú imagínate que uno se infecta (el riesgo existe). Anda ve a por el Frenadol, sabes. Anda, ve. A por el Frenadol y el Nonainoprofeno. Ve, que te vas a comer un mojón.

Cuando te das cuenta, el amiguete en cuarentena. Metido en una celda acolchada. Comiendo carne poco hecha. Del "poco hecho" pasamos en dos días a carne directamente cruda. Y de carne cruda, al día siguiente a carne viva, porque se conoce que dice el gorrión que así no se pierden vitaminas. Bueno, pues nada, ahí me tienes a los científicos echándole conejos y gallinas vivos dentro la celda. Y hasta un ovejo.

- Oye, Frank..., que al ovejo le está dando por culo.
- Sí, lo sabemos. Es una especie de ritual que siempre hace antes de hincarle el diente.

Echándole de todo al hombre (por llamarlo a estas alturas de algún modo). Ovejos, bichas, ratones... Hasta fotos!!!, para luego colgarlas en Internet (el que no corre vuela; siempre hay un espabilao). Y sí, tú ve sacándole sangre. Ve haciéndole análisis. A cascoporro. Y a ver si te aclaras con el microscopio y el centrifugado, chato.

- Dónde están las hematíes aquí...??
- Y yo qué sé, tionen.
- Pero tú las ves por algún lado??
- Yo qué coño voy a ver...
- Y los leucocitos...??
- Eso qué es??
- Joder..., ¿y tú has estudiado Medicina?
- ¿Yo?. Qué va. Pero me sé de memória los prospectos de casi 200 medicamentos. Y luego también me he visto Hospital Central cuarenta veces. Y Urgencias. Y Anatomía de Grey.
- ¿Anatomía de Grey?
- Me sirve de..., de inspiración para..., bueno, ya sabes... Con la china.
- Usted no es Doctor, oiga!!!
- Tócate los huevos. Ni tú payés del campo y bien que te comes los nabos de dos en dos, que lo sabe todo el mundo aquí, colega. No te jode el tío.

Total, que el tío infectado con la bacteria H.Glaciei (lo mejor para tu cabello) araña al que le va a sacar sangre otra vez porque aunque se ha vuelto medio tonto ya le empieza a tocar los cojones que le pinchen veinte veces al día. El arañado grita como un cerdo histérico. Araña a su vez, dentro del paroxismo típico de la situación, a otro científico, pero este último se calla como un putillas y se va a su casa a echarse agua oxigenada. Se pone una tirita y se come una hamburguesa en un McDonald's hora punta. El resto del cuento ya os lo podeis ir haciendo a la idea. Y ojo...: SIN VACUNA. Porque claro, ya me dirás tú una bacteria escondida 120.000 años qué vacuna va a tener eso que no sea un machetazo en la cabeza.
Pringamos todos, fijo.

Yo no sé las ganas que tiene la gente de ir siempre por el camino malo, oye. Las ganas de dar por culo con la puta bacteria. Por qué no reviven a Bruce Lee, hostia??

Saludos cordiales.


NOTA: La noticia de este descubrimiento es real y se dio en Mayo-Junio del 2.009. De ese período es el presente "Diario de..."

miércoles, 10 de febrero de 2010

Valentino Mon Amour. (1)

- Dónde vas hoy tan flamenco, Chumoski?? - me dijo Paco, el kioskero, tendiéndome el tabaco y el Sport.
- Ná, que me he enterado que la Rosario ya ha venido de vacaciones, Paco.
- Aaay, bandido!!! Si es que tu vecina para la edad que tiene hay que decir que no está mal, eh, Chumi.
- Se mira, pero no se toca, Paco. Dame el cambio, anda.
Rebuscó en uno de los bolsillos de su bata azul y cuando extendí la mano en lugar de darme las monedas del cambio me dejó en la palma una tabletilla de pastillas. Sin prospecto.
- Escucha, Chumoski, atiende bien: media de estas media hora antes de lo que tú ya sabes, ¿estamos?. Y verás tú qué arte y qué poderío.
- Pero vamos a ver Paco, ¿qué me estás contando?. Si sabes que a mí no me va la drogaína esta makinera, padre, que sepa dios qué le echan a estas cosas - le dije reprobando con la cabeza.
- Esto no es drogaína, Paco. Que pareces tonto - me contestó bajando la voz - Esto es para darte vigor y ofrecerle a la Rosario una noche de amor inolvidable. Que falta le hace a la mujer y ya puestos a tí también.
- En mi vida he necesitado excitantes de esos. Donde esté un buen plato de callos con garbanzos que se quiten esas tontás. Además que hasta ahora no hemos tenido problema alguno, tu me entiendes lo que te digo.
- Bueno, mira, tú llévatelo de todos modos. Esto es el suplemento dominical, oye. Regalo del Paco - me dijo guiñándome un ojo a la par que se giraba para atender a alguien - Señora Carmela, qué guapa está usted hoy. Tenga, su 10 Minutos. ¿Quiere una golosina para el chucho?.
- No es un chucho, Paco - le recriminó la señora, algo molesta- Es un chihuahua auténtico!!.
Me guardé el cambio y las pastillas esas, el Marlboro, reorganicé el pan bajo el sobaco junto con el periodico y me dispuse a volver a casa. El chihuahua me miraba con aires de suficiencia.
- Hasta luego, Paquito. Y gracias.
- Nada hombre, las que tú tienes, hasta luego. Sra. Carmela, que sepa que su chuchuhuahua hace mala cara. Cosa de la humedad, fijo.

La Rosario es la vecina del Tercero 1ª. Una malagueña de nacimiento que ha tenido una vida un poco difícil. No tuvo hijos pero sí un marido hijoputa que la apaleaba cuando volvía ebrio a casa y que la hostiaba (en el mejor de los casos) cuando lo hacía sobrio. Un mal nacido, mal criado y mal follao que la tenía amargada. Así que un buen día decidió dejarlo y venirse a Barcelona a vivir su vida y ganarse las habichuelas como señora de la limpieza. Es una mujer trabajadora, honrada, honesta y que cae bien a todo el mundo gracias a su talante abierto y despierto. Rondará la cincuentena y yo supe ver en ella lo guapísima que había sido de mozuela. Pero no fue difícil. La que tuvo retuvo y la Rosario, con esos ojos azulones y esas hechuras de hembra voluptuosa, a pesar de los inevitables kilos de fortaleza, curtidos por largas jornadas de trabajo, me encandiló a la primera.

Me enamoré de ella, sexualmente hablando, una mañana como hoy en la que volvía a casa tras las visitas matutinas pertinentes al kiosko y la panadería. La encontré en las escaleras subiendo delante mío. Ella volvía de hacer un turno de noche y llevaba una bata de trabajo algo corta, pero justificada dado el calor que hizo aquel Verano, que se elevaba ligeramente cada vez que subía un escalón, cosa la cual me permitía verle los corvejones del culo y parte de sus bragas de color carne llegado el caso. Corvejón y tremendo cachete, pues. Las bragas de color carne me sublevaron.

- Buenos días -acerté a decir, tras de ella. La educación es lo primero.
- Buenos días. Pase usted que es jóven y va más deprisa.
- Por Dios no se preocupe, mujer. Usted a su ritmo. Que yo estoy aquí detrás suyo más a gustito que todas las cosas.

Dejó escapar una carcajada. Porque sabía que las vistas eran esplendorosas. Lo sabía de sobras como todos sabíamos que los Locomía perdían aceite para freir toneladas y toneladas de papas a lo pobre. Mi corazón estaba desbocado. Pobrecito. Y es que no ha tenido tampoco muchas alegrías que digamos debido a mi apariencia externa, extraña mezcla entre Chals Bronson y Yan Pol Belmondo con resaca de aguardiente. Unos días tiro más para Bronson, y otros para Belmondo. Esto va como va. En función de si me peino con raya o casual. Y el aguardiente, para los carajillos, oiga.

- Disculpe la impertinencia, señora -le dije cuatro escalones más abajo- Con su permiso: ¿Es usted nueva en la comunidad?
- No, rey, que llevo ya casi un año en la escalera. Antes vivía de alquiler en Badalona hasta que me decidí a comprar este pisito - me contestó con ese gracejo que tiene. Entonces hizo un descansillo en el rellano del Segundo, donde yo vivo, y se giró hacia mí -. Ay, qué poco se fija usted en las mujeres del montón. Solo tendrá ojos para las jovencitas, claro - llevaba el escote generosamente abierto; yo diría, entre nosotros, que más de la cuenta. Todo con mucha naturalidad. Sin maldad alguna, tú sabes lo que te digo.

Eso no era un canalillo. Eso era el Canal de la Mancha. 160 kilómetros de longitud. Mis ojos como los de Marty Fieldman."Se pronuncia AIGOR". No podía abarcar tanta naturaleza.Dos masas absolutamente uniformes y compactas de carne rebosaban plenas y aparentemente libres sobre la abertura de la bata. Dos cántaros de miel de la Granja San Francisco listos para untar una rebanada de pan tostao, sujetos por, supongo yo, un sujetador con refuerzos de acero inoxidable. Dios mío, ayúdame en estos momentos. Tragué saliva. Una. Dos. Tres veces. Cuatro. Ayúdame a guardar la compostura. Ya sé que no piso una iglesia desde la primera comunión y que accedí a ello, básicamente, para que me regalaran el reloj, pero dame fuerzas, por favor. Apiádate.

- Vírgen del amor hermoso... - no pude evitarlo. Fue un murmullo. Pero un murmullo perfectamente audible en la quietud de una escalera de vecinos un Domingo a las 09:00h. de la mañana.
- Perdone, ¿cómo dice?.
- Oh, nada, nada. Disculpe. Que es que yo vivo aquí. Esta es mi puerta, el Segundo 2ª.
- Ah. Pues muy bien. Ahora a desayunar. Muy bien hecho. Hoy es que estoy muy cansada, sabe. Vengo de trabajar y estoy reventá. Pero a ver si un día desayunamos juntos. Hago unas tortillas de patatas muy ricas. Bueno..., siempre que no le moleste a su mujer o su novia... ¿Está usted casado?
- No, señora. Ni casado ni perrito que me ladre.
- Huy, qué pena. Un hombre tan apuesto como usted echao a perder. Yo soy Rosario.
- Chumoski. Para servirle a usted y a su bendita estampa.
- Jijijiji. Ay, qué galán está hecho. Pues ya nos iremos viendo, ¿no?. - y echó mano del tramo de escaleras que la llevaba hasta su rellano.
- Dios la bendiga.

Escuché cómo volvió a reir tras mi último comentario. Me asomé al hueco. Miré hacia arriba. Las palpitaciones me estaban mareando. Un último vistazo.

Madredelamorhermoso. Ese culo, amplio y extenso como las llanuras por donde corrían los sioux a darle unas pocas galletas al general Custer, desafiante a la gravedad, impertérrito ante el paso del tiempo, valía un imperio. NO. Mejor dos, dos imperios. Maldita sea. Que sean tres y a tomar por culo la partida de RISK.

Me masturbé compulsivamente durante una hora. Con Neutrógena.

Viva Suecia. O Noruega. O lo que coño sea.

TO BE CONTINUED

lunes, 8 de febrero de 2010

Diario de... O.T.

No soy Luís Fonsi ni Dani Mata, tampoco Susan Boyle (no estoy tan gordito, gracias a Dios), pero una vez en un karaoke me lancé con una de Miguel Bosé ("Seré tu amante bandiiiido..., ban-dido..., corazón corazón malherido....") y la peña me aplaudió bastante al final. Así que he decidido hacer cola para el casting de Operación Triunfo en Barcelona. Nunca se sabe. Mira si no el Joaquín Sabina la voz que tiene, o el Melendi sin ir más lejos, o los hermanos Muñoz de Estopa, o Serrat.

Así que he pensado en madrugar un poco. Para ir a buscar curro me da bastante palo, pero por Operación Triunfo hago lo que sea. Hasta pasar la noche al raso si hace falta. Seguro que allí, además, conozco mucha gente y vivo una experiencia superguay. Tengo que pedirle el saco al Rubén. Ah, y hacerme unas mechitas!!! Que igual salen las cámaras a la calle a grabarnos!!!. Se me escapa el pipí de la emoción. Buá, sería superfuerte sabes, imagínate que me entrevista el Angel Llàcer... Se me está poniendo tiesecita solo de pensarlo.

Tengo que buscarme un repertorio guay. Algo diferente, no sé, algo que no se escuche mucho, para que cuando llegue mi turno, aunque no se queden prendados de mi voz como la Susan esa por lo menos digan que soy original, no sé, estoy un poco nervioso, a ver qué puedo cantar. De entrada yo ya soy mucho más resultón que esa mujer, dónde va a parar, sabes. Pobrecita, qué fea es la hija de puta (con perdón). Así que eso ya es un punto para mí. Además con mis mechitas quedo divino de la muerte. La última vez que me las hice ya me di cuenta de cómo me miraba el cajero del DIA de al lado de casa. Tiene buen tipo pero también muchos granos. Pasando, sabes.

Había pensado cantar en inglés. Pero si una la canto en inglés tiene que ser con pasión y sentimiento. Para que no se note que tengo un acento cutre. He estado practicando con el DVD Karaoke en casa esa del Titanic. Yo creo que puedo hacerlo bien. Además mola eso de que la cante un hombre. Seguro que alucinan un poco. Eso está bien. Pasa que hay un par de momentos en los que creo que no llego a la nota, pero seguiré intentándolo. Si veo que no puede ser me decanto por Tokio Hotel que esas sí que me las sé todas de memoria y además me salen con el mismo tono y todo. Y luego, en castellano, pues había pensado en Shakira, en Alejandro Sanz (esa de que se apagó la luz tembló y todo eso) y en David Civera (que es simpatiquísimo y siempre queda resultón, ¿no?).

Y por último, a ver qué me pongo. No puedo ir ni muy llamativo ni tampoco muy soso. Tiene que ser algo intermedio, sabes. Yo creo que de negro ya voy guay. Serio a la vez que moderno y también con un toque informal. Sí, yo creo que sí. Me pongo mi guante roto, las mechitas, el flequillo en su sitio, los tejanos negros pitillo... Ostras, no me caben!! Pero si aprieto un poco para dentro..., a ver..., vale, perfecto. Me pongo esta camiseta negra por fuera y no se ve. A ver que me vea en el espejo. De puta madre.  De complementos yo creo que la muñequera negra a juego puede ir bien. Y de pendientes me pondré el arito en el derecho y en el izquierdo si acaso pues.... Buá, tengo que llamar al Rubén para que me vea. Se va a morir de envidia. Ojalá me acompañe. Igual hasta él se anima y....

- JOSÉ MANUEL!!!!
- QUÉ, MAMÁ??
- HAZ EL FAVOR DE SALIR DE LA HABITACIÓN YA, HIJO, Y HAZ ALGO DE PROVECHO!!!!
- AY, MAMÁ!!! NO ME CHILLES QUE ME ESTRESAS!!!

A ver qué quiere esta mujer. Me tiene fritico la pobre. Qué suplicio.

- Qué quieres??
- Que me vayas al DIA a comprar los cartones de leche que se han acabado. Hay que ver qué pintas llevas, hijo. Así cómo vas a encontrar trabajo??.
- Hay tiempo para eso, mami.
- 34 años, José Manuel, hijo, sin dar un palo al agua. Tienes que hacer un pensamiento.
- Ay, mami, me presionas demasiado y me provocas ansiedad. Cuando edite mi primer disco ya te recordaré todas estas angustias.
- Tu primer qué, hijo??
- Nada, es igual. Estás off the record, mami.

Saludos cordiales.

domingo, 7 de febrero de 2010

Tableta de Chocolate.

La Iniciativa Dharma.
Este año pasado quise darle una sorpresa a una novieta que me eché porque hacía un mes que estábamos saliendo juntos. La Yoli estaba muy, pero que muy buena, y además me hacía virguerías sexuales, sabes. Hay que joderse que guarrilla era la Yoli madre mía de mi vida. Pero ojo, guarrilla pero muy limpia, eh: solo hacía el amor conmigo, o al menos eso es lo que me decía porque luego resultó que el único que no se la había pasado por la piedra en el barrio fue el hijo de la Antonia, el Luisín, que tiene más pluma que la reina del carnaval de Gran Canaria (donde los plátanos, tú me entiendes). El pobrecico lo veías venir por la acera y parecía que estuviera bajando las escaleras del Moulin Rouge. Los garbanzos del cocido atados con hilo, sabes lo que te digo, no. Bueno. Pues como yo solo vivía hipnotizado por los tangas de la Yoli, pues no me enteraba de nada. Conmigo siempre es así. Me enamoro y pierdo los sentíos (así luego me pasa lo que me pasa).
Total, que yo quise "mejorar" mi aspecto para que ella pudiera vacilar delante de sus amigas. Ponerme así un poquillo metrosexual para que pudiera encandilarse conmigo, tú sabes lo que te hablo. Así que aprovechando que la Yoli se iba un mes a su pueblo cogí y llamé al Cascas.
- Pedrito, hola, que soy el Chumoski. Oye una cosa...: que me quiero apuntar al gimnasio.

El Mediador.
Pedrito el Cascas es panadero y lo llamamos así porque tiene el récord absoluto del barrio de hacerse manolinas en su juventud. Tiene unas espaldas como la mesa de un banquete de bodas para 48 personas lo menos. Un cuello donde se agarran los chiquillos en la piscina municipal de Santa Coloma, todo lleno de venas; un tronco de esos donde te sientas a descansar a la sombrica en el bosque. El tío parece Hulk con migraña. Y es que desde chico siempre le han gustado todas estas cosas, sabes. El ya decía de chavalín, de cuando vió la peli de Conan, con el Chuache, que él quería ser como Conan. Y así está el gachón, que te mete un galleto y te pone las orejas como dos sombrillas de playa de la Coca-Cola, sabes. Pero bueno, que a cada uno lo suyo, tú me entiendes y respetos para todos.
No veas el Pedrito si lo flipa el tío. Más sano que todas las cosas, que ni fuma ni bebe ni nada de nada, eh. Se cuida al máximo, se paga sus putillas de vez en cuando y no se mete con nadie. Un tío guay. Buena gente.
Así que me dijo: "tú llévate la bolsa de deporte con tu toalla y tus cosas para el aseo", que yo, por cierto, le dije que si pasaba algo si me llevaba mi toalla del Barça y él me dijo que no había ningún problema, sabes.
"Tu ropa de deporte, tu toalla y tu gel de baño y tus cosas y allí nos vemos en la puerta el Lunes, Chumoski".
Pues vale, nen.

El Gimnasio.
El gimnasio se llama DYR y es un sitio bastante pijillo que está en la calle Castillejos de Barcelona. El Pedrito me presentó a un pavo que parecía el primo del primo de Zumosol, vale, y entonces me dijo que ese iba a ser mi monitor personal. "Hola, buenas tardes, hola, qué tal está usted". Me preguntó qué era lo que quería mejorar de mi cuerpo y yo le dije que pasaba tres pueblos de ponerme como el Cascas, que lo que yo quería era más bien un rollo Bruce Lee, sabes, así como tirando a sequillo pero fibrado al mismo tiempo, tú me entiendes. Como Bruce con sus nunchaku cuando se ponía a repartir galletas Marbú Dorada a cascoporro, y que era para que mi novia la Yoli se le resbalara el tanga cuando me viera. Vale, vale, muy bien, de acuerdo. Así que el Pedrito se fue a dar sus clases y el monitor este me dice que lo siga a una Sala de Máquinas.

- Disculpa, chavalote, ¿aquí se puede fumar?
- No, aquí no, lo siento.
- Bueno, no pasa nada, lo dejamos para luego si eso, nen.
- No, perdona, pero es que no se puede fumar en todo el recinto.
- Ah, vale, vale - empezamos bien.

Toma de contacto.
Ahora empieza la Dimensión Desconocida. Entro detrás del muchacho este a la Sala esa con mis bermudas Nike, mis bambas Nike y mi camiseta favorita con la foto de Camarón, con las mangas recortadas, sabes, para sudar menos y tal. Y lo primero que escucho nada más entrar es un gemido de esos como cuando alguien tiene unas descomposicones muy grandes de esas víricas, sabes lo que te digo, ¿no?. Y cojo, miro para mi derecha asustado y veo a King Kong de Peter Jackson levantando, así a ojo te lo digo, unos 4.675 kilos lo menos de pesas. Daba miedo verlo, nen. Un monstruo. Un monstruo de grande y, cuidado, de feo también. Negro como el tizón y calvo como Yul Briner. Y espérate, que miro para mi izquierda y veo al hermano gemelo pero en blanco. Unos brazos, nen..., como los del Pedrito pero además como si los hubieran inflado en la gasolinera. Eran armarios roperos de 8 puertas mirándose al espejo mientras hacían sus ejercicios. Si quisieran podrían partir leña apretando sus ojetes de acero. Por si fuera poco dentro de la sala hacía una peste a choto que tiraba para atrás. Hostia, nen, qué peste a zorrera había allí dentro, vale. Qué bicharracos!!! Menudos aparatos deben gastar los gorriones estos, sabes. Y la Sala de Máquinas, pues bueno, llena de eso, de máquinas muy extrañas con pinta de tortura sofisticada rollo SAW. Yo me piro de aquí. Que Dios os bendiga y ya si eso nos vemos el próximo día.

- Oye, chavalote, que mira una cosa que iba a decir..., que ahora vengo, que me he dejado los calentadores en la taquilla.
- Vale, aquí te espero.

Jamonas.
Diez minutos después de haber entrado en la Casa de los Horrores con Olor a Chotuno ya había salido para fuera camino del lavabo preparando el tabaco, escondido en la gomilla de las bermudas, para liarme un canutillo rápido. No había ni un ventanuco para que se fuera el olor. Me salgo del lavabo y me cruzo con dos pibones con el body ese para la gimnasia metido por la raja del culo, tú sabes lo que te estoy diciendo, no. Me voy detrás de ellas con el nabo un poco morcillón a ver si puedo pillar cacho, vale, y me meten las colegas en otra sala, esta llena de bicicletas. Me subo a una de las bicis. Con el colocón. Entra una profesora jamona también con la raja del culo como un abismo insondable. Me pone una canción de esas de "CHUMBA-CHUMBA-CHUMBA-CHUMBA-CHUMBA-CHUMBA..." a toda hostia y hala, "venga vamos a darle caña que hoy os veo muy vagos". "Hostie, NO-ME-JO-DAS". Y oye, que sí, que qué buenas están las tías estas, eh, pero que yo ya estoy que reviento. Y "CHUMBA-CHUMBA-CHUMBA-CHUMBA-CHUMBA". "Y vamos, y vamos, y vamos... Venga, chicos!!!"

- Mecagonelcopónyá!!! - dije. Se paró la clase. Todo el mundo mirándome - ¿Pero es que no teneis nada más decente para poner de música, coño?.
- Perdone, ¿cómo dice? - me dice la profesora jamona.
- Coño, pon algo más alegre, joder. Algo de Rumba 3 o de El Barrio, yo qué sé... Unas rumbitas guapas, ¿no?.
- No tenemos nada de eso, caballero - me dice la profa con el potorro todo marcado como una hamburguesa del Burri Kin. Se me iban los ojos cosa mala.
- Bueno, pues ya está, no pasa nada, no sus preocupeis. Ya si eso me voy a tomarme una cervecita al restaurán - y me salí de la clase dejando allí aquellas diosas con sus pechos y sus panderos bailando sobre las bicis. A esas alturas ya iba totalmente emberracao debajo de las bermudas Nike y eso era evidente a tres kilómetros lo menos. Madre mía, "¿pero dónde vas a así, muchacho?". Así que me metí las manos en los bolsillos para disimular un poco la trempera y cogí otra vez caminito del lavabo para solucionar el asunto.

Salgo del lavabo listo de papeles y me voy para la piscina para bajar la calentura del todo. Pero cuando llego en seguida me echo para atrás cuando veo un montón de abuelas metidas dentro  haciendo cosas con los brazos. Paso de meterme ahí. Paso porque sé lo que hacen las abuelillas dentro del agua, nen. Que no, que no, que no me meto. No porque yo sé que se les afloja la vejiga muy fácilmente, sabes, y como que va a ser que no, oye. Mira, que me subo para arriba a tomarme unas cervecitas y después una duchita y para casa. Por hoy es suficiente y todavía tengo el asunto tontorrón con tanta carne prieta junta que esto no lo he visto yo más que en los vídeos de la MTV.

Avituallamiento.
- Eh, campeón. Mira, hazme el favor, ponme una San Miguel que esté escarchadita, anda, que estoy seco con la calor que teneis aquí dentro.
- Disculpe, caballero, pero no tenemos San Miguel.
- No pasa nada, ponte una Mahou y ya está.
Ni San Miguel, ni Mahou, ni Heineken, ni Cruzcampo...
- Bueno, pues ponte una Estrella con unos berberechos que me teneis contento, sabes.
- Tenemos la 0'0, señor.
Nada, que no servían alcohol, oye. Un pavo que tenía por cejas dos líneas pintadas con rotulador de punta fina, una mirada muy penetrante y unas hechuras de flojo que te cagas. Que si quería un zumo supervitaminado o una bebida con minerales pues eso. Total, que le dije si me veía a mí cara de Superratón, tu sabes lo que te digo, no. Se rió un poquillo y me dijo que le gustaba mi camiseta de Camarón con las mangas recortadas. Mal asunto, Chumoski. Le di las gracias bajando de la banqueta y sin más preámbulos ni explicaciones me fui caminito para las duchas con la boca más seca que la suela de las botas de Gian Maria Volonté (alias El Indio) en La Muerte Tenía un Precio. Mecagoen...

Medidas para el aseo y la higiene personal.
Las duchas eran una mezcla de desfile de John Galliano con otro tanto de certámen de Míster Universo. Todos por los pasillos de las taquillas en pelota picada marcando pectorales y unos aires de "buá, nen, mira que estoy bueno, eh!!", sabes. Doscientos Conan The Barbarian. Eso sí..., con unas pichurrinas que parecían bellotas de esas que comen los cochinos en tierras extremeñas. Hostia, qué flipe. Todos depilados de arriba abajo (NI UN PELO!!!) con sus bellotillas ahí puestas y sus toallas en la mano o en el hombro. No es que yo sea heterogay de esos, vale, ni mucho menos, pero fue una cosa curiosa que no dejó de llamarme la atención. Hay que darse cuenta de que era mi primera vez en un gimnasio de marca y que estaba en el SANTUARIO de dicho gimnasio, justo donde se guardan los secretos más importantes de la humanidad.
Había uno que parecía tener algo decente entre las piernas, pero el resto... había que fijarse tres veces para ver algo ahí, tú me entiendes.

En fín, que me bebí dos litros de agua del grifo con la sed que tenía y cuando me dispongo a quitarme la ropa en mi taquilla, con la sonrisilla en la boca por el espectáculo, cojo y veo que entra por el pasillo el King Kong. El pedazo de monstruo negro y calvo que seguramente desayuna niños, mea Súper sin plomo y caga pelotas de cemento de esas que ponen en la acera para que no aparquen los coches. Ay, vírgen santa. Por favor, por favor, que no se me ponga cerca, que este tío hace cara de venir cabreao.

Su taquilla era justo la contigua a la mía.

Me cohibía cosa mala. Así que como no quería que el Hulk negro me viera como mi madre me trajo al mundo empecé a remolonear a la hora de quitarme la ropa sin que se diera cuenta. Pero una curiosidad muy grande me entró en ese momento. Pensé en la Rosario. Hay que hacerle una foto a la longaniza de 5 kilos que tiene que tener el negro. De estranquis. Sin que se dé cuenta, nen.  Y luego se la envío por el móvil. Seguro que la mujer me lo agradece.

Cogió King Kong y se puso la toalla atada al cuerpo, que hay que decir que la toalla era tamaño familiar, sabes. Ahí se tumba una família entera en la playa y se puede envolver perfectamente como un canelón gratinado. Y se fue para las duchas. Y yo también, detrás de él; con mi toalla del Barça (producto oficial), mi gel que me había comprado en el Carrefour, mis chanclas Quicksilver y mis gallumbos Calvin Klein puestos comprados para la ocasión (por si las moscas). Parecía Benicio del Toro. Pero no haciendo de Ché Guevara (que también), si no de hombre-lobo. Todo el mundo sin un puto pelo y yo que tengo mi matorral en el pecho y en las piernas como los hombres, tú sabes lo que te digo, caminando con mucho arte hacia las duchas y metiendo los dedos de los pieses para adentro de las chanclas porque me había olvidado cortarme las uñas. Parecían garras. A conjunto con mi pelambre, mira. Full Equip. Joder, qué vergüenza Chumoski, dónde vas con esas uñas del demonio, nen. Total, que cojo y me meto en la ducha libre de al lado del Hulk negro. Llevaba el móvil escondido en la toalla. A ver si le puedo sacar una foto y luego nos descojonamos la Rosario y yo.

Duchas.
Me asomé un poquillo levantando la cabeza con disimulo, corriendo un riesgo muy grande en caso de ser descubierto. Sin duda alguna mi vida estaba en juego. En esas circunstancias: o eso (mi vida), o mi ojete.
Misión de altísimo riesgo. Por eso me acordé de los seres queridos y les mandé un SMS a los colegas y también a la Rosariyo. "Amigos, k sepais k os kiero mogollón. Josemari, me debes 50 leuros".

Aquello no era un morcillón de Burgos. Ni tampoco una longaniza. Ni un butifarrón negro. Ni un chorizo extra Revilla Imperial. El negro se estaba lavando en ese mismo momento sus partes y todos sabeis que con el sobeteo pues bueno, el asunto se te pone un poco cariñoso, ¿no?, bueno, pues aquello no llegaba ni a Tigretón, el pastelito de Bimbo. Hostia, nen, no me lo puedo creer... ¿pero dónde va el monstruo este con esa pichurrina? ¿Pero cómo es posible?. Ahora verás tú... Se van a enterar los pablitos piscinas estos...

Me froté con dedicación mis partes con mucho gel acordándome de las jamonas y el ciruelo se me puso algo alegre. Solo una poquina. Suficiente. Así que salí de la ducha al mismo tiempo que King Kong con la toalla del Barça (que es bastante grande también, porque a mí me gusta estar cómodo en la playa) colgada del nabo como si fuera una percha. Tal cual. Y con las chanclas puestas. Nada más.
Hulk se quedó mirando con los ojos muy abiertos. Toda la peña se quedó flipando. Toda la toalla colgando de mi ciruelo, camino de mi taquilla, con mi gel en una mano y el móvil en la otra, tú sabes lo que te digo. Con los brazos abiertos. Y cojo y les digo a todos:

- Eh, chavales!!! Esto es un perchero y no la mierda esa que venden en el IKEA, nen!!!. A ver... ¿Quién quiere que le cuelgue la toalla?

Llegué a mi taquilla partiéndome de risa ante la incredulidad del auditorio y me vestí con celeridad porque reparé en más de uno que se estaba relamiendo. Además que si me cogen entre todos me ponen listo de papeles. No abusemos tampoco de la confianza porque no llego a los 67 kilos.

- Hasta otra, muchachos!!!


EPÍLOGO.
Y esa fue la única que vez que me metí en un gimnasio. Lo hice por amor. Por la Yoli. Para que me viera metrosexual de esos, sabes. El problema fue que yo a ella también la vi. Vaya si la vi. Y para dolor mío, no como metrosexual precisamente, no. La vi limpiándole el sable al Paco el del Kiosko el día que volvió de sus vacaciones y que habíamos quedado para vernos.
- Paco, hazme el favor, dame un Lucky mientras viene la Yoli, que estoy un poco nervioso - le dije cuando llegué a su esquina. Que es donde había quedado con la churri - ¿Paco, qué te pasa, padre? Haces cara rara.
- Nada, Chumoski, nada. Toma tu paquete. Ya me lo pagarás.
- ¿Y eso, Paco?

Estaba raro. Algo tenía. A ver si es que lo estaban atracando y tenía a alguien amenazándole ahí dentro...

- Paco, a tí te pasa algo - yo ya mosqueado.

Cogí y me asomé dentro. Ahí estaba la muy golfa agachada con el nabo del Paco en una mano sobresaliendo de la bata azul y con una bolsa de pipas en la otra.

- Joder, Paco, ya te vale, nen. Cómo te pasas, tío.
- Ostras, Chumoski, lo siento, te lo juro. Es que me ha pillado en un momento de debilidad.

Pero no me enfadé con él porque lo conozco desde que éramos chicos y colgábamos las pelotas en los balcones jugando al fútbol en la calle. Además que yo, en el fondo, siempre supe que la Yoli era una golfilla de cuidado. Por muy bien que la chupara. Al menos lo intuía, tú me entiendes. Lo que pasa es que....

Quizá algún día tenga suerte.
Y si no, pues echaré la Primitiva.

B.S.O. del relato:YOLANDA

viernes, 5 de febrero de 2010

The Diary of Patrice

Estaba en una habitación pequeñita, muy moderna, acristalada y con lucecitas, de superdiseño, así como si fuera el váter del Enterprise, vale. Hacía cinco minutos que un chico con unos auriculares grandes en la cabeza y unos papeles en la mano me dejó ahí sentadito, mirando el programa por un monitor. Hacía una calor sofocante y tenía en mi cuerpo una sensación de ahogo horrorosa. Una cosa rara, no sé.

- Nuestro siguiente invitado viene de Barcelona. Tiene 38 años a punto de cumplir 39. Le gustan los boquerones en vinagre, está soltero y además es todo un experto en cine de terror. Un fuerte aplauso para Juan Francisco!!.

Entonces todo el mundo se puso a apladir, sabes lo que te digo, y el chaval de los auriculares asomó la cabeza por un lado y me dijo "corre, pasa, pasa, que ahora entras tú". Así que cogí y entré por la puerta de cristal.

Había mogollón de peña aplaudiéndome y yo no sabía a ciencia cierta o difusa qué coño había hecho yo para que me aplaudieran, pero bueno, que yo a mi aire pasé por delante de la pareja de viejos del principio del programa que decían que follaban 1 vez al día, justo antes de la telenovela, del mariquita que lloró porque su novio lo había dejado por una rubiaca del quince y de la puretona lasciva que celebraba su 25 aniversario de profesión haciendo, según ella, mamadas gratis durante una semana (para mí que era prostituta o algo así) y fui a sentarme al final. Entonces la presentadora se dirigió a mí.

- Juan Francisco, bienvenido. No, ahí no, Juan Francisco. Siéntate en el sillón rojo, por favor. Eso es. Ahí, perfecto, gracias.
- Las que tú tienes, hermosa. Muchas gracias. Hola, buenas tardes. Hola a todo el mundo. Muchas gracias.

Me senté finalmente donde me dijo, justo al lado de una chica muy gorda muy gorda muy gorda que iba vestida de novia de arriba a abajo con kilómetros de tul y gasa y que ocupaba ella sola un sofalito amarillo de tres plazas. No se le veía la cara porque tenía un velo de aproximadamente un metro cuadrado. Sus carnes amenazaban con reventar las costuras y se plegaban unas sobre otras, por debajo de la tela, como si fuera el muñeco ese de los neumáticos Michelín.

- Bueno, Juan Francisco, ¿qué tal estás??. Me dicen que....
- Perdone usted, señorita Patricia - yo siempre con educación porque estaba en la tele, sabes, y me estaba viendo mucha gente-, pero es que a mí todo el mundo me llama Chumoski. Así que usted Chumoski, con confianza, usted me entiende. Estamos entre amigos. Usted Chumoski, por favor. Y además, ya que estamos puestos, deje que le diga que está usted mucho más buena al natural, sabe lo que le digo, no. Así chiquitita, vale,  pero que sí, que está muy buena. Y otra cosa: que yo no vengo de Barcelona. Yo soy de Santa Coloma de Gramanet.
La cabrona se reía.
- Bueno, pues Chumoski. ¿Pero tú te llamas Juan Francisco, nó?.
- Sí. Pero todo el mundo me conoce como Chumoski. Hay que ver qué salá y que estupenda estás, Patricia. Que no me entere yo que ese culín pasa hambre, eh - le dije haciéndole así un guiño con el ojo, tú sabes.

Se reía más todavía y yo pensaba para mis adentros "tú ríete pero como te coja luego en el bak-esteish ese cuando den los anuncios te vas a enterar". Qué calor hacía, por Dios. Qué sudores.

- Chumoski. ¿Has visto muchas películas de miedo a lo largo de tu vida?.
- ¿Yo?, todas. Empecé de chico viendo Historias para no Dormir y luego también Mis Terrores Favoritos, sabe. Luego con el UveHacheSe veíamos las pelis de miedo en las aceras de fuera de los bares, tú me entiendes, de cuando ponían en los bares las películas alquiladas de los videoclubs, no sé yo si usted se acuerda. Yo he visto mucho, Srta. Patricia. Mucho.
- ¿Y no tenías miedo luego por las noches?. Porque siendo tan pequeño....
- Buenooooo.... muchísimo. Me meaba vivo por las noches, sabes lo que te digo. Pero no podía levantarme a mear porque no había huevos para hacerlo, vale. Tenía unos sudores en Verano que lo flipas. Todas las mañanas me levantaba con el frenazo en los gayumbos. Todas. Del acojone que pasaba, Srta. Patricia. Pero luego las veía todas igualmente.
- Muy bien. ¿Y cual es tu película favorita?.
- Hombre, pues muchas. Tengo muchas.

Yo no sé porqué, pero mientras la gente parecía estar muy tranquilita y pasándoselo bien, yo seguía teniendo una calorina y un malestar por todo el cuerpo todo el rato que alucinas. Y sin un Klines a mano para secarme. Pero bueno, la Patricia estaba muy buena y en principio yo no veía nada raro en el ambiente.

- Por ejemplo todas las del caracuero con la motosierra, vale. Pero cuidadito: las antiguas, eh. Esas son las buenas. Las de Tob Jóper. Y también "Posesión Infernal", todas las de Fredi Kruguer, no sé..., pero que bueno, que mi favorita favorita de siempre es "El Exorcista".
- ¿Esa es la de la niña poseida, verdad? -me dijo-. ¿Qué miedo, nó?
- Sí, señora. Mucho miedo. Sobretodo cuando baja por las escaleras del revés así como Spiderman. Y también cuando se le ponen los ojos como al Josemari cuando le pega dos caladas a un porro de polen.
- Hablando de niñas, Chumoski...., pero de niñas más creciditas, eh. ¿Tú tienes alguna niña en tu vida que te haga tilín?.
- Pues va a ser que no. No tengo novia.

Entonces el público al completo, a coro, pronunció un "OOOOOOOOOOOOOHHHHH!!!!!" muy largo, así como de pena, vale, y yo los miré a todos pensando "qué coño le pasa esta gente, nen?" "están gilipollas o qué?".

- ¿No tienes ninguna amiguita especial que tú recuerdes ahora mismo?.
- Hombre, mi vecina la Rosario. Pero no es mi novia.
- No. Yo me refiero a alguien con quien pudieras tener contacto por otros medios, otras tecnologías más modernas. Alguien que te guste. Con quien tengas un trato un poquito más especial.
- Hombreeeee..., pues a ver..., hay una chica muy maja que conozco yo por Internet, vale, que me tiene un poquito enamorao. Pero oye, Patricia, que a ver qué pasa, que yo he venido aquí para hablar de las películas de miedo, sabes, ver a qué viene todo esto ahora, reina.

Le gente se rió a carcajadas. También la Patricia. Yo alucinaba en colorines y empezaba a removerme en el sillón así como un poquito tenso ya, tú sabes lo que te digo. Todavía me voy a levantar y le voy a meter dos galletas al pablito ese de la primera fila.

- Pues ésto viene, Chumoski, a que a tí en realidad te han traido aquí un poquitín engañado, y que en realidad, pues....

- ¿En realidad qué? -la corté rapidito, sabes-. Mira una cosa que te voy a decir, Patricia..., voy a coger y me voy a poner a repartir yoyas ya mismo. Esa va a ser la realidad, tú me entiendes, no. Y me voy a cagar en el Josemari, que seguro que ha sido el mamón que me ha traido aquí na más que para comerse un bocadillo reseco de chorizo y salir por la tele.
- No te enfades, Juan Francisco. No te enfades que ha sido con toda la buena voluntad del mundo. A ver, dime cómo se llama esa chica "especial".
- Pues mira, se llama Mia. Igual que la Mia Farrou y encima vive bastante lejos de aquí, así que ve cortando el moco Patricia que me estoy atacando un poquito ya con tanta historia, vale.

Cuando dije eso todo el público que estaba sentado empezó a hacer UUUUUUUUUHHHH, UUUUUUUUUUHHH!!!!!. También uno de Prosegur que había a un lado, poniendo las manos como un altavoz. Yo me los miraba así como diciendo "me voy a empezar a acodarme de vuestras madres de todos vosotros juntos, eh!!!".

Estaba sudando como un pollo.

- Bueno, no nos pongamos nerviosos. ¿Y te gusta? ¿Os llevais bien?. Cuéntame.
- No me va a gustar... Es una morenaza con unas patas y unos muslos y un culo que está que te cagas (con perdón, Patricia). Una chica muy limpia y cariñosa. O sea, a ver, que tú también, vale, pero es que la Mia es harina de otra postal.
- De otro costal, Chumoski.
- ¿Cómo dices?
- Que se dice harina de otro costal.
- Bueno, mira, se dice harina de lo que me salga a mí de los cojones, ¿estamos?, y tú me vas a disculpar si me pongo brusco pero es que hace mucha calor aquí y estoy ya un poquito rayao.

UUUUUUUUUUUHHH!!!! UUUUUUUUUUUUUHHH!!!!

- Tú verás como al final alguien se lleva un pescozón...
- Chumoski.
- Dime.
- Vamos a ver... ¿Y si te digo que Mia está aquí, que ha venido desde muy lejos, desde el Reino de Muy Muy Lejano para conocerte por fín en persona, todo gracias a tu amigo Josemari?

Me quedé callado. Con los sudores fríos en la frente y unos goterones cayéndome por las sienes de esos gordos como los que salen en los dibujos del Son Goku cuando se da una circunstancia comprometida. "El Reino de Muy Muy Lejano...??". ¿De qué coño me suena a mí eso?. Esto es raro, raro, raro de cojones, eh. Tengo mucha sed. Me estoy deshidratando.

- Hombre, pues yo no sé bien qué decir, de verdad que no. De momento si me trajeras un cubatita dios te lo pague, porque desde luego me has dejado la boca seca, hija. También me vale un anís con menta. Que no es alcoholismo, ojo, que es para los nervios.

La Patricia se reía. Me trajeron el anís con menta. Fue pedirlo y al momento vino un azafato con las pestañas rizadas para arriba (serán postizas, pensé) a servírmelo en una bandeja.

- ¿Y si te digo que has estado sentado a su lado todo el rato, Chumoski?
- Perdona, Patricia, pero no te entiendo. ¿Qué me estás contando?
- Mira a tu izquierda – me dijo. Yo miré y no vi a Mia por ningún lado.
- No, Juan Francisco. A tu izquierda. Eso es la derecha.

Miré otra vez y tampoco vi a Mia por ningún sitio. Solo estaba la madre de Moby Dick vestida de novia con un velo de metro cuadrado de tela tapándole la cara. La sensación de sofoco apretaba. Me estaba ahogando. Me sentía jodido de verdad de la buena. Los sudores de Son Goku. El Josemari que me engaña y me trae a la tele. El público na más que pendiente de mí, mirándome y echándome la bulla. Y la Patricia que se va para una cámara y empieza: ¿Eres un maricón de mierda por puro vicio sexual y tu sueño es ducharte con el Cuerpo de Bomberos de tu localidad?. ¿Le mientes a tu madre y sigues drogándote con Ariel automática? ¿Piensas que no es suficiente con arrimarte a tu prima para conseguir que ella se fiije en tí y te haga una felación antológica? ¿Haces muñequitos con la cera de tus oídos y luego te masturbas recreando escenas eróticas? Llama al 666.66.66.66 y cuéntanos tu historia.

Pero... ¿Pero aquí que está pasando? ¿Qué esto? ¿Qué coño hago aquí?

- Oye, Patricia, ¿dónde está la Mia?

Entonces la chica-cosa vestida de novia que estaba a mi lado se puso de pie. El vestido apretado como las tuercas de un submarino. Una grandiosa montaña de carne blanca coronada por una cabeza como una sandía de 10 kilos. Se puso delante de mí y se levantó el velo. Era un monstruo. Su sonrisa tenía hiperventilación (le faltaban varias piezas dentales) y estaba perfilada por un pintalabios de color rojo pasión con brillo. Sus ojos eran dos botones cosidos con cordones de zapatos. Su nariz asomaba pelos, muchos pelos. Solo tenía una ceja, de sien a sien. Una gran ceja peluda. Era una enooorme pesadilla viviente que se venía derechita para mí.

- Eh, eh, eh... tranquilica, dónde vas tan deprisa...
- Soy Mia, cariño. Y estoy aquí para pedirte en matrimonio - sacó del refajo una cajita, la abrió y me mostró un donete rayado; de los de chocolate blanco por fuera -. Quiero hacerte feliz. Te amo, cariño. Yo soy Mia. La de verdad. Estoy locamente enamorada de tí y quiero vivir contigo para siempre.
- Sí, hombre, y una mierda que te comas. Patricia, mira lo que dice esta, joder.

La Patricia estaba en suelo partiéndose la caja. El público se tronchaba. Nadie me hacía caso. Nadie me ayudaba.

- Quiero que me hagas tuya.
- Y una polla como una olla. Antes muerto. Que te lo haga otro, so cabrona. Tú no eres Mia.

La gente se reía como loca nen. Todos. Yo quería morirme. Los viejos que estaban invitados en primer lugar, echados uno encima del otro echando un kiki tres sillones más para allá. El mariquita bailando mákina desbocado, sobándose con el de Prosegur. La música a toda hostia. La puretona lasciva haciendo felaciones a dos manos (verás tú como la vea el marido por la tele). Dios mío de mi vida. Y la gorda cogiéndome de la manga del jersey.

- Que me sueltes, demonio. Que tú no eres Mia, hostia. SUÉLTAME, BICHO!!.
-VEEEEEN......

(Chumoski...)

(Chumoski..., cariño....)

- TÚ NO ERES MIA!! VETE, SATANÁS!!. VETE, MONSTRUO. ALÉJATE DE MÍ TE LO ORDENO EN EL NOMBRE DE LA VÍRGEN DEL CARMEN. VETE, BICHO. TÚ NO ERES MIA. ERES UNA MENTIRA DE LUCIFER. EN EL NOMBRE DEL SEÑOR TE LO ORDENO.

(CHUMOSKI....)

- FOOOOOOOLLA-MEEE....
- ....PORQUE EL SEÑOR ESTÁ CONMIGO Y CAMINA A MI LADO. YO TE MANDO, DEMONIO, QUE REVIENTES COMO UN ZIQUITRAQUE....
- CHUMOSKI, POR DIOS, DESPIERTA!!!. Despierta. Que ya sé que no soy tuya, padre, que ya lo sé aunque hace un ratillo bien que me decías lo contrario, canalla. Te voy a hacer mía esta noche. Y ahora mira. Ay, qué hombre este!!. Estás chorreando!!!

Era la Rosario, tumbada a mi lado en la cama. Hacía cara de preocupación y me secaba la frente con un pañuelo.

- Rosario, qué sueño más malo, hija. Era de verdad.
- Ya te dije que no es bueno hincharse de morcilla por la noche, Chumoski. Que se hace muy pesada. Y has cogido y te has comido media ristra con una barra de pan.
- Es que la de cebolla ya sabes que me gusta mucho. Me alegro de verte sana y salva, Rosario.
- Qué cosas tienes, Chumi. ¿Te encuentras mejor, padre? Has tenido que despertar a media escalera.
- Sí. Ahora sí. Ya estoy mejor.

Me enterró entre sus cantaros de miel con cariño mientras me acariciaba el pelo y me susurraba...:
- Ya ha pasado, padre. Ya ha pasado.

 
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