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miércoles, 17 de marzo de 2010

Cine de Miedo. (5). Hoy: "Está infectado".

Lo habitual es decirlo cuando el que ha pringado está durmiendo, inconsciente o en un estado comatoso tirando a vegetativo. Es decir, para que se me entienda bien: que el gorrión en cuestión (o gorriona) no está en ese momento para cavar a mano (pico y pala, mediante) unas pocas zanjas de miles de metros para canalizar energía eléctrica y garantizar el suministro a quien se haya quedado sin luz en el Norte de Catalunya por la nevada. No está el chaval para esfuerzos, vamos. Mala suerte. Habrá que llamar a ENDESA y que traigan unos generadores. Su estado es lamentable (el de las infraestructuras tras la prevista y no atendida debidamente nevada, también, pero eso es otro tema), y el pobre (o la pobre) hace peor cara que los pollos del Simago en temporada de rebajas. Es decir, la tragedia se masca por momentos. Tú, que lo estás viendo desde tu butaca, con tus palomitas y tu refresco, lo sabes. Yo, lo sé. Todos los sabemos!!!. Supongo que hasta aquí estamos todos de acuerdo, ¿no?; o sea, que vamos a lo de siempre: no-hace-falta-ser-Belén-Esteban.

En fín, el caso es que, mira tú por dónde, como en ocasiones anteriores, tenemos varias situaciones a analizar. Es por ello, que para conseguir una mayor precisión a la hora de diseccionar el tema de hoy, también voy a intentar concretar unos diálogos "tipo", basados (por supuesto) en hechos reales, absolutamente fieles al género, que todos vamos a reconocer en seguida y que, además, nos van a facilitar bastante el trabajo aliviando en cierta medida la profunda carga intelectual (y emocional) necesaria para estos menesteres. Del mismo modo, y como podreis observar, voy a ir poniendo también unos puntos y unas comas para que nadie se me pierda. Comencemos:

1.- PRIMER CASO. MORDIDO POR UN ZOMBIE.

- ¿Dios mío, qué le ha pasado?
- Le ha mordido uno.

Fijaos bien en el individuo/a que se está desangrando vivo (de momento, vivo). Tiene el cuello, el brazo o una pierna (tres zonas clave) que eso parece carne picada como la que venden en la carnicería de la Sra. Antonia para hacer hamburguesas. El tipo está, en definitiva, hecho un asquito. Bien, pues aún y todo, esa entradilla de arriba es como los condones: fundamental.

¿Por qué es necesario ese minidiálogo?. Fácil: por si hay algún tolai en la sala del cine, que todavía no se ha dado cuenta de que el pobre desgraciado, el de la carne picada, entiéndanme, no se ha hecho eso echándose una siesta encima de una motosierra talla XL en marcha. Es decir, para que nos quede claro, vamos. Me gustaría remarcar que esta entradilla, además, se nos ofrece viendo una peli de zombis y, que además, para más inri, de hecho, en el cartel de la peli sale un zombie, o sea que no hay trampa ni cartón: la peli no es de Odri Jerbur. Sí podría decirse que los "desayunos" forman parte del argumento, vale, y ya puestos, pues también los almuerzos, meriendas y cenas, según con el prisma que se miren estas cosas, eh, pero diamantes, lo que son diamantes, para el acompañamiento y tal, más bien pocos.

Ahora es el turno de otra pregunta 50 x 15, 250.000 euros en juego y sin comodines:

- ¿Se pondrá bien?

¿Tú qué crees pablito? ¿Te pondrás tú bien de la cabeza algún día, hijo? Mira, espérate a ver, espera que echo los huesecitos de murciégalo (siempre los llevo encima, tú tranquilo) al suelo y a ver qué me dicen, eh. ¿Pero cómo que qué le ha pasado si sabes que hace 5 minutos hemos estado rodeados por 2.346.750 zombis? ¿Acaso eso parece un corte con la Gillette afeitándose? ¿Lo has visto afeitándose hace 5 minutos ahí fuera? Métete en el microondas y cuécete 10 minutos, haz el favor.

Insistimos: el tipo está hecho una putísima mierda. Es un surtidor de sangre. Un donante con prisas, para que nos entendamos. Es el espectáculo versión humana de la fuente esa tan grande de Las Vegas, pero en color rojo. Y además con tropezones. El típico tío tirao en el suelo que le forman el corrillo en la calle y el más avispao dice: "Pero con qué se ha dao el muchacho?".

Entonces el doctor (porque resulta que siempre hay un Emilio Aragón de "Médico de Familia" cerca) le responde que no lo sabe. "¿Se pondrá bien?". "No lo sé". JA!! Que nadie dude que en el fondo el cabronazo ya está pensando en cómo cargarse al tipo de la cara de pollo de Simago antes de que pida mousse de cerebelo con un ansia cansina y tengamos un malentendido. En fín, procedimiento rutinario en estos casos: el doctor le abre los ojos (que están, o bien del revés o bien con la retina nublada, como ya sabeis) y le toma el pulso.

- Doctor, doctor ¿Qué le pasa en los ojos? Parecen cataratas.
- No lo sé, Güendolin, no lo sé. No le encuentro el pulso.
- ¿Y qué tienen que ver las cataratas con el pulso? ¿Eso es que se va a morir doctor?
(ahora viene la frase estelar en cuestión)
- Creo que está infectado.
- ¿Entonces eso quiere decir que se va a morir?
- No, espera que lo piense..., eso va a ser que es que van a confluir las fuerzas vivas del Universo y de todos los seres vivos aquí, ahora mismo, y se va a convertir en SuperSaiyán de 4º Nivel. Igualico que el Son Goku.
- Alabado sea el señor!!! Dios existe!!!
- Puede ser, Güendolin, pero el día que tú naciste estaba de vacaciones en Phuket follándose a algún travesti.

A partir de aquí la suerte está echada y uno, en el cine, solo espera el momento en el que el infectado acaba violentándose: "ESTOY HASTA LOS HUEVOS DE QUE ME LLAMEN A CASA A LAS 21:00H DE LA NOCHE PARA QUE ME APUNTE A MOVISTAR!!!!!!" "Y NO!! NO QUIERO LA SUPERTARJETA DEL SANTANDER!!!" "OIGA!!! HACE YA 1 HORA QUE PEDÍ LA PIZZA, JODER!!!!!" "¿¿¿CUÁNTO DICE QUE VALEN LOS TOMATES...???. "¿Y LOS DE RAMA PARA UNTAR EN EL PAN? ¿QUÉ? YA ME VOY A CAGAR EN TUS....!!!!" "¿ESTÁ EL RESPONSABLE DE ENDESA? QUE SE PONGA!!!!".

2.- SEGUNDO CASO. MORDIDO POR UN VAMPIRO.

Aquí, de entrada, la gente que rodea al que ha pringado no se apercibe de que el afectado/a está pasando por un proceso chungo (complicado) digno de estudio científico y, para el cual, pocos remedios habían hace varios siglos que no comportaran un serio daño para la integridad física del enfermo (ahora tenemos montones de soluciones que no implican arrancar una cabeza de cuajo; entre ellas, una de las más efectivas sería poner la tele en la 1 a eso de las 20:00h.; con tanto horror y truculencia se le quitan a uno las ganas de ser vampiro cagando hostias). Total, a lo que íbamos, que como no hay picadillo para hamburguesas de por medio, pues no hay alteraciones nerviosas en el ambiente. Aún y así, algo se huelen. La chica, fina lo que se dice fina, tampoco parece, porque está tumbada en la cama, tras el cortinaje y el dosel, tiesa como la mojama seca, con una cara blanco nuclear como Iniesta después de comerse tres kilos de higos chumbos con tres litros de Cola-Cao. El Emilio Aragón de "Médico de Família" de turno le hace la inspección habitual en estos casos.

- No tiene pulso.
- ¿Tampoco?
- ¿Cómo que tampoco?.
- Hombre, es que hace un momento, más arriba, en este mismito capítulo, ha dicho esastamente lo mismo: que no tenía pulso.

En fín, que llega una de las frases históricas, míticas, FUNDAMENTALES, en las pelis de vampiros:
- Parece que le haya mordido un animal. ¿Ve usted estas marcas en el cuello?
- Pues sí. Pero a lo mejor (es un suponer, eh) es que se ha grapado sin querer con la grapadora.
- ¿En el cuello?
- Coño, ¿acaso soy yo el guardián de mi hermano?, que decía aquel.

Luego el médico le mira la boca. Le levanta los labios hacia arriba.
- ¿Ve usted?.
- ¿El qué?
- Aquí. En las encías.
- Joder. Sí que es un poco dejadilla, sí, con el Licor del Polo.
- Los colmillos, hostia. Que pareces corki.
- Oiga, sin faltar, que yo a usted no le he faltado.

Le mira los ojos.
- Mmmm.., tiene las pupilas dilatadas.
- Disculpe doctor.
- Dígame.
- Que eso tiene una explicación. Hace un rato, antes de que su entendimiento se desvaneciera y, gracias a mi agilidad, mi prima cayera inerte en mis brazos, estuvimos tonteando un poco en el palomar, ya sabe, somos jóvenes en edad de merecer y..., bueno, también fumamos un poco. Pensé que le gustaría saberlo.
- Hachís?
- No, caballo.
Y entonces llega la sentencia:
- Lo siento, hijo. Clarimonda está infectada.
- Me voy a cagar en los muertos del padre mundina y su droja de mierda. Maldito caballo que corre por mis venas.
- Vigila tus modales, muchacho, y ata esa lengua en corto. No se trata de eso. Se ha infectado de algo mucho peor. De un vampiro. Tu prima se va a convertir en una nomuerta.
- Vale. Cojonudo. Lo que faltaba. El follar se va a acabar.

Le ausculta e inspecciona el pecho.
- ¿Es necesario, Doctor?
- ¿El qué?
- Tantearle los pechos de esa forma, jefe, ¿qué va a ser?
- Escuche, jovencito impertinente, ¿aquí quién es el médico emilioaragón que está inspeccionando?.
- Usted.
- Pues se me achanta la boca, ¿estamos?. Joder, tiene los pechos generosos y duros como el mármol. Y vaya pezones...
- ¿Será el rigor mortis, doctor?.
- Será.

3.- TERCER CASO. MORDIDO POR ALGUIEN (O ALGO) AL ESTILO 28 DIAS DESPUÉS, REC, SECTARIO RELIGIOSO ALTERADO, ILUMINADO TELÉPATA, ETC.

Y aquí tenemos la regla que marca La Excepción. Y no estoy hablando de los raperos, precisamente (un saludo para el Langui!!!; tú sí que eres un valiente). En este último caso que nos ocupa la víctima no está, ni durmiendo, ni inconsciente ni nada de nada. Todo lo contrario: se muestra hiperactiva.

- Mira el Josete como zumba el cabrón para pillar el 24. Si parece el hijoputa del kal luis.
- Ya te digo, pavo. Está así de espitoso desde que fue con su viejo a reformarle un baño a una abuela en las Ramblas hace unas semanas.
- ¿Y eso qué coño tiene que ver?
- Pues se conoce que por lo visto la abuela estaba infectada de algo, vale, entonces fueron el padre con el Josete para cobrar la última semana que les debía la vieja, y ya de paso, a recoger las herramientas. Parece ser que la abuela, en el último momento, se rayó mogollón por el precio total del cuarto de baño y se le echó encima al Josete.
- Hostia, nen. ¿Y por qué no ha ido al medico el gilipollas?
- Ea, porque dice que le mola, que nunca habia corrido así de rápido en su puta vida, y que además tiene un hambre descomunal, sabes. Que dice que ya no hace falta que fume porros para que le entren ganas de comer ni nada. Se come los chuletones recién sacados de la nevera el cabrón. Yo lo he visto y es una pasote. Y luego ésperate que tendrías que verle los ojos, eh. Impresionantes. Parece que lleve lentillas de esas de las películas. El tío parece el de los X-MEN cuando se quita las gafas laser que siempre lleva puestas, nen. Un puntazo el pavo. Igualito que cuando salíamos de los after cuando éramos jóvenes, ¿te acuerdas?, pero multiplicado por cien mil.
- Qué hijoputa. A ver si va a ser conjuntovitis de esa, tolai.
- O la gripe porkina vete tu a saber.


Shawn

- Tenías dos opciones, Shawn: una, pagarme lo que me debes, ahora, el día que acordamos, y dos, seguir moqueando como un niñato con la monserga de la tarjeta rayada, no abonar lo que debes, y, por tanto, incitarme a enviar a Louis y Mateo a que le partan las piernas a tu madre. Es sencillo, ¿no?.
-Signore Cassano, le digo la verdad, se lo juro, se lo prometo, por lo más sagrado, el cajero me ha rechazado la tarjeta y el banco estaba cerrado. Culpa mía por haberme confiado, lo sé, pero mañana se lo traigo. Por favor, se lo suplico, no me haga esto.
- Mañana es tarde, muchacho. Y mucho me temo, visto lo visto, que ya hace rato que también se hizo tarde para tu madre. Piensa, además, que soy una persona respetable que debe seguir haciéndose respetar. Sé que suena a película barata, pero la realidad es que tengo una reputación que mantener. ¿Puedes entenderlo?. Ah, qué va, esta juventud no comprende nada. Se pierden los valores. ¿Qué vas a entender tú? Solo pensais en fumar hierba y en haceros pajas. ¿Qué sabeis del compromiso y la honorabilidad?. Pedís y gastais sin conocimiento; nadie os corrige.
- Signore Cassano, por favor... es una persona mayor, no puede hacerme esto. Por favor, haré lo que sea, lo que me pida... Apiádese. Usted no puede ser tan cruel. Por favor, Signore, no meta a mi madre.

Se estiró cuan gordo era en su confortable sillón de despacho. Sus ojos parecían dos botones negros hundidos en una cabeza de cochino. Su puro humeaba en una de sus manos. Su pistola de gran calibre, sobre el escritorio de la recia mesa de madera noble. A su alcance inmediato.

- Shawn, muchacho, en los negocios no puede haber piedad, ni compasión. Y como te he dicho, debo mantener cierta reputación entre los clientes. Esto, además de tu propio escarmiento, también servirá como advertencia para todos. El boca a boca en este barrio funciona de maravilla. ¿Ves?, no hay mal que por bien no venga.

Dicho esto, miró a los dos mastuerzos a su servicio, hizo un leve, casi imperceptible movimiento de cabeza, y acto seguido, sin articular palabra, estos giraron en redondo y se dirigieron hacia la puerta.

- NO!!! NO LO HAGA!!!
- No te preocupes, son grandes profesionales. Fracturas limpias, ya verás. En unos meses estará bailando en el salón de Borsalino, rozándose con algún viejo chocho con ganas de arrimar la cebolleta.
- Mi madre no es de esas, Signore -le contestó el chico.
- La mía tampoco - contestó el hombre con sorna arrugando la boca.

Sacó una botella de whisky caro de un compartimento semioculto en la mesa tras la que manejaba, disponía y organizaba sus asuntos laborales de dudosa legalidad, y se sirvió una buena cantidad del exclusivo caldo.

- ¿Acaso no tiene ni una pizca de humanidad? - le rogó, Shawn -. Por favor, llame a sus socios. Dígales que vuelvan. Haré lo que sea, pero deje a mi madre tranquila.

Shawn no vivía más que a unas pocas manzanas de allí. Sabía a ciencia cierta, y por el tiempo transcurrido desde que marcharon, que los recaderos del Sr. Cassano ya debían de haber llegado a su casa. Su madre, como siempre, habría abierto la puerta sin atender antes la mirilla. Joder, joder, joder. Pudiera haber intentado apoderarse del arma, pero las posibilidades de éxito eran escasas. El cerdo seboso solo tenía que mover un dedo y él, en cambio, correr una maratón hasta llegar a ella. Tenía el estómago revuelto, y sus sienes, perladas en sudor. Cassano, mientras, jugueteaba con su grueso y arrabalero colgante de oro. Shawn no cejó en el empeño.

- ¿Es usted religioso, Signore Cassano?
- ¿Religioso?
- Sí. La cruz de su cuello...
- Esta es mi religión, chico - dijo echándose la mano a sus partes -. El colgante me lo regaló una novia que tuve hace tiempo. Tenía unas tetas como dos misiles y un coño que era una maravilla. Ese es el verdadero y único Dios de los hombres de bien, muchacho, un buen coño. ¿Qué dices a eso, eh?

Soltó una sonora carcajada y en ese momento llamaron a la puerta. Tres veces. Tres fuertes golpes. Shawn tragó saliva, pero nadie entró.

- ¿A qué esperais? Pasad ya de una puta vez que teneis al chaval en ascuas.

Volvieron a picar a la puerta. Tres veces más. Pero nadie pasó adentro a pesar de que la voz de Cassano se escuchó perfectamente. Llegados a este punto, el hombre dejó el whisky en la mesa, cogió el arma, le quitó el seguro, se incorporó, y se acercó con sigilo a la puerta; con la prudencia y desconfianza que solo se adquieren tras muchos años de duro trabajo en el negocio. Justo antes de llegar a tocar el picaporte alguien golpeó otras tantas veces y, acto seguido, la puerta se abrió de par en par con una fuerza inusitada y un estruendo enorme. Cassano no esperaba semejante muestra de violencia y, al recular hacia atrás de modo instintivo, perdió el equilibrio y fue a dar al suelo con todo su exceso de grasa rebosando bajo los faldones de su camisa blanca, sin tiempo para maldecir. En el umbral estaba la madre de Shawn. Llevaba una bolsa de plástico en cada mano. Chorreaban sangre.

- ¿Esto es suyo? - dijo con una voz gutural, hueca y profunda, al tiempo que vaciaba el contenido de las bolsas a los pies del mafioso. Dos cabezas humanas rebotaron en el suelo. Eran Louis y Mateo. Los chicos habían vuelto.

El Sr. Cassano no dudó ni un instante y le vació el cargador a la señora. Debido a la corta distancia que los separaban todos los proyectiles impactaron de lleno y la mujer no pudo evitar trastabillar un poco hacia atrás con motivo de la potencia con la que recibió los balazos, pero, ante la atónita y horrorizada mirada del agresor, no cayó al suelo. De hecho, se recompuso en seguida, se acercó al hombre, lo alzó del suelo con una sola mano sin apenas esfuerzo, como a un muñeco de trapo, y, con una velocidad y fuerza imposibles para cualquier ser humano, amén de una determinación y resolución espantosas, le reventó el pecho con la que tenía libre, introduciéndola en su cuerpo hasta la muñeca a la altura del esternón.
Cuando le enseñó el corazón, el Sr. Cassano aún estaba vivo. Cuando le hincó el diente, mirándo a Shawn de reojo con las pupilas incendiadas, brillantes, rabiosas, y la boca llena de afiladas agujas que hacían las veces de dientes, el que quiso dejar de estarlo fue el muchacho.

Tiró la gran masa de carne inerte a la otra punta del despacho sin desviar la mirada de su hijo, se puso inmediatamente a su altura, y, con aquella desagradable voz de sexo indefinido, le dijo:

- La próxima vez que me entere que faltas a clase, te haré tragar una cruz tan grande como la que tiene este cerdo, ¿Oiste, Shawnie?. Y luego, te la extirparé con mis propias manos antes de que te provoque una úlcera de estómago.